Ha muerto la escritora sueca Maj
Sjöwall. A algunos de vosotros no os dirá nada la noticia. O muy poco. Pero, ella
y Per Wahlöö, su marido escribieron en las décadas de los 60 y los 70 una serie
de diez libros de novela negra. De la mejor novela negra.
En los 80, cuando llegan a mi mano (en
España un par de novelas suyas son editadas en 1987) sus nombres
impronunciables, o casi, hacían que los conociéramos como “los suecos”. Leí dos
de sus novelas entonces: “Asesinato en el Savoy” y “Los terroristas” y, desde
el momento de la lectura no dejé de recomendarlos. En mi “equipo” de novela
negra formaban grupo con Donna Leon, Andrea Camilleri, Vázquez Montalbán o
Petros Markaris.
Luego, más tarde, ya en los 2000, leí
toda la serie de Martin Beck. Os la recomiendo. Pero, más que ninguna otra las
dos citadas por sus títulos.
Decía Paco Camarasa:
“Sjöwall
y Wahlöö son los iniciadores, los primeros, los “padres” de la novela negra
sueca o la novela policíaca de crítica social. Pero no sólo de la novela negra
sueca, sino también de la novela negra europea. Son los primeros. Ellos
descubren, con Martin Beck [el policía que llevará adelante toda la serie], la
trastienda de la realidad, el desorden político y social que hacen posible,
necesaria y suficiente la mejor novela negra.
[…]
En “Los
terroristas” (1975) una serie de acontecimientos desembocan en el asesinato del
primer ministro sueco. La derecha cavernícola puso el grito en el cielo,
indignada, porque eso no podía ocurrir en un país modélico como Suecia. Nunca.
Jamás. “Los terroristas” está publicada once años antes del asesinato de Olof Palme,
primer ministro sueco.”
Cumpliré con el rito de homenajear a Maj
Sjöwall releyendo una de esas dos novelas,
Larga vida a la novela negra nórdica.
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