viernes, 26 de marzo de 2021

Cielos de plomo

Acabo de leer la última novela de Carlos Bassas del Rey: “Cielos de plomo”

Al terminar la novela aparece una larga “Nota del autor”. Nunca he entendido muy bien por qué un autor debe explicarle su novela al lector. En este caso tampoco. Parece como que el autor debiera justificarse ante lo escrito. Y en este caso también me lo parece.

Como muy bien dice: “La peripecia central de Cielos de plomo transcurre entre la Barcelona y La Habana de principio de 1843 y, como tal, trata de ofrecer un retrato fiel de ambas ciudades – mucho más de la primera que de la segunda – y de una época.”.

“Es una novela de ficción ambientada en una época determinada que, por lo tanto, se debe a la verosimilitud. Y al entretenimiento.

Es él quien sitúa en el eje central de una novela el entretenimiento y la verosimilitud. Respecto a esta segunda, debo decir que yo no he tenido ningún problema con ella en la novela. Sí bien es cierto que mi conocimiento y mi preocupación por la Historia son muy escasos, Quizás por eso, no me cuesta nada admitir que los hechos que se narran bien pudieran haber sucedido tal cual.

Respecto al entretenimiento, lo ha conseguido en las dos primeras partes de la novela. No así en la tercera, cuando a mi juicio la novela pierde interés, decae en su fuerza, posiblemente en aras de un “final feliz”, sin el que el relato no hubiera sido posible al estar contado en primera persona.

A medio camino entre una novela negra y una novela de aventuras (quizás entremezcladas con una novela histórica), la suma de géneros (o subgéneros) no me ha parecido para nada inadecuada.

He disfrutado de un relato fluido, intrigante, y  bellamente escrito en muchos momentos.

Hay un “pero”. Un “pero” que aparece una y otra vez en muchas de mis últimas lecturas.  Es algo a lo que he decidido poner nombre, debido a su repetición: “detallismo localista”, le llamaría yo.

Me explico: la ciudad (en este caso Barcelona) está tan presente, con tantos detalles, que en muchos momentos pareciera que hay que leerla con plano al lado. Y eso, en mi caso, no mejora el relato. Al contrario, lo retarda, le da una carga que pesa mucho más de lo que me aporta.

Os dejo dos “perlitas” de la novela:

“Uno siempre vive mejor en cierto estado de ignorancia, dice el protagonista de la historia.

“Mi verdadero interés por ellas [las novelas sustraídas] no radicaba en las bondades de su interior, sino en que, una vez acabadas, las revendíamos por seis reales, una auténtica fortuna. Víctor y yo éramos los únicos miembros de la Tinya [una especie de banda de ladrones] que nos interesábamos por aquella fuente de negocio. […] Éramos conscientes de que la idea de que un libro pudiera tener algún valor produciría en nuestros compañeros tal ataque de hilaridad que ¿para qué molestarlos?


jueves, 4 de marzo de 2021

Llévame a casa

  “Esto es lo que subyace en el pensamiento de la madre: que el deber de los hijos es hacerse cargo de los padres incluso renunciando a su propia vida, como hicieron ellos con los suyos. También que esa renuncia tiene la muerte como fecha límite y que, por tanto, solo es un aplazamiento de lo propio. El trato para preservar la decencia y, en último término, la dignidad de lo humano es dar cobijo, sustento y cuidado en el tramo final y luego continuar con la conciencia tranquila y la esperanza de que la siguiente generación haga lo propio”


“Llévame a casa”, de Jesús Carrasco es una novela “extraña”: extraña porque nada de lo que se relata puede escaparse de lo que nos parecería “normal”, cosa que resulta rara en una novela en la que se encadenan y desencadenan relaciones familiares entre hermanos y entre la madre y los hijos.

 El padre está presente en muchas de las vueltas al pasado, porque lo que sirve de comienzo a la historia es, precisamente, la muerte del padre

 ¿Pueden-deben los hijos vivir su vida desentendiéndose de sus mayores? ¿Le toca siempre a la chica ser quien cuide de ellos?

Es una bonita historia en la que todo fluye con naturalidad, en la que cada uno va encontrando su lugar (¿su casa?), en la que las posiciones de los tres protagonistas se van reconstruyendo a medida que avanza el relato, sin estridencias, tal como la vida les viene dada.

Y tengo que resaltar que todo lo que llevo escrito hasta aquí es una de las posibles lecturas. Pero, que se me ocurren varias otras muy diferentes. Es, pienso, una novela muy rica en interpretaciones.

Y, además, es una novela inconclusa, con un final abierto por completo. A modo de serie televisiva preparada para una mueva temporada.

Habría que hablar del medio rural en el que trascurre la acción.

Y de una prosa sencilla, fluida y bien construida.

“Llévame a casa” es el imperativo de una mujer con alzhéimer, pero ¿dónde está mi casa? ¿Cuál de todas las que he habitado es la mía?