Para qué queremos las palabras?
jueves, 28 de enero de 2016
viernes, 22 de enero de 2016
La canción de los misioneros
Siempre leo
a gusto a John Le Carré. Su prosa suele ser fluida, sencilla y profunda a la
vez, inteligente. Sus novelas rezuman humanidad en sus personajes y denuncia en
su entorno social. Y están construidas con suficiente intriga como mantener la
atención viva.
En “La
canción de los misioneros” le toca el turno a un Congo mil veces expoliado
desde dentro y desde fuera.
Un cartel de
empresas y estamentos políticos se proponen apoderarse una vez más de sus
riquezas al amparo de la llegada de un nuevo “mesías”.
“Y nunca se te ha ocurrido que acaso
sea designio divino que los recursos del mundo, cada vez más escasos, estén
mejor en las manos de almas cristianas civilizadas con una forma de vida culta
que en las de los paganos más atrasados del planeta?”.
Nada podrán
frente a ellos ni la ingenuidad, ni la bondad, ni la esperanza, ni la fe, ni
los deseos, ni la lucha de los “buenos”.
Sólo las
dificultades de la localizaciones geográficas
(tanto del Congo, como de Londres y de Inglaterra) frenan un tanto una lectura
amena, interesante y digna.
miércoles, 20 de enero de 2016
Repartiendo que es gerundio
Los hombres, con nuestro trabajo creamos riqueza. Y
luego, algunos, por la gracia de Dios, por la gracia del rey, por la gracia del
Ibex, por la gracia del ejército, por la gracia de la banca, por la gracia del
mercado, porque les ha caído en gracia, vamos, esos algunos reparten la riqueza
y otros algunos, por la desgracia de Dios, por la desgracia del rey, por la desgracia
del Ibex, por la desgracia del ejército, por la desgracia de la banca, por la desgracia
del mercado, porque les ha caído en desgracia, vamos, esos otros algunos “son
repartidos”.
Y, después, desde esa situación volvemos a crear
riqueza y los mismos algunos (quizás unos pocos menos) reparten y los mismos
otros algunos (quizás unos muchos más) “son repartidos”.
Y, al cabo del tiempo, llegamos al informe 2015
sobre la riqueza de Oxfon-Intermon. A ese informe que podemos encontrar en la
prensa diaria, en los blogs, en algunas webs, siempre intentando golpear las
conciencias bien acorazadas de quienes los leemos.
Como Juan Torres López, de quien ya he hablado en
varias otras ocasiones, ha escrito un artículo
en el que invita a difundir el Informe, me voy a aprovechar de sus palabras. No
lo podría hacer yo mejor, así que le cito textualmente:
Transcribo a continuación el documento que Oxfam
acaba de publicar sobre la desigualdad en el mundo. Es sencillamente
impresionante. Creo que se debe leer, reflexionar sobre lo que se dice ahí y
difundirlo al máximo. El texto es el siguiente, el documento completo se pude
obtener para difusión pinchando aquí y
al final hay otros enlaces para obtener resúmenes y gráficos..
Oxfam denuncia que ya sólo 62 personas poseen
la misma riqueza que la mitad de la población mundial
En España, el 1% más rico de la población
concentra más riqueza que 35 millones de personas. La inversión española hacia
paraísos fiscales creció un 2000% en 2015.
La fuga de recursos hacia paraísos fiscales juega un
papel clave en el crecimiento de la desigualdad. Se estima que, en todo el
mundo, la riqueza individual oculta en paraísos fiscales alcanza los 7,6
billones de dólares, lo que supone una pérdida de 190.000
millones de dólares más cada año en ingresos fiscales para los
Gobiernos que destinar a la educación y salud de los más pobres.
Por otra parte, la inversión empresarial en paraísos
fiscales se ha multiplicado casi por cuatro entre 2000 y 2014, y supone unas
pérdidas de al menos 100.000 millones de dólares al año para los países en
desarrollo. La utilización de los paraísos fiscales por parte de grandes
empresas para reducir su contribución fiscal se ha convertido en un problema
sistémico. No son sólo unas pocas “manzanas podridas” sino una práctica
generalizada en diferentes sectores económicos –extractivas, sector textil,
financiero, tecnológico. Nueve de cada diez de las empresas más grandes
del mundo, entre ellas las que apoyan esta edición del Foro Económico Mundial,
están presentes en al menos un paraíso fiscal.
De hecho, el 30% del patrimonio financiero
de África se encuentra en paraísos fiscales, lo que hace perder al
continente al menos 14.000 millones de dólares al año en
impuestos no recaudados. Esta cantidad sería suficiente para garantizar la
atención sanitaria a madres y niños, lo cual podría salvar la vida de cuatro
millones de niños al año, y permitiría contratar a profesores suficientes para
escolarizar a todos los niños y niñas africanos.
En Latinoamérica, la región más desigual del
mundo, la evasión y elusión fiscal es también una de las
causas que favorecen la extrema concentración de riqueza. Se ha estimado que
solo en el 2014, la evasión en el impuesto sobre la renta y los beneficios
empresariales costó a Latinoamérica el equivalente al 4% del PIB bruto de toda
la región, más de 175 mil millones de euros.
Materiales:
-Descarga el informe Una economía
al servicio del 1%. Acabar con los privilegios y la concentración de poder para
frenar la desigualdad extrema
-Descarga el resumen aquí
-Descarga el anexo España aquí
Poco más que añadir. Sólo la única reflexión que,
siempre, me viene a la cabeza: ¿por qué no vamos acabando con semejante manera
de distribuir? Vía impuestos a la riqueza, si es posible. Y, si no lo es, por
cualquier otra vía que lleve a ahorrar la vida de cuatro millones de niños
africanos al año.
Si total ni siquiera les da tiempo a disfrutar lo
que tienen y no es suyo (no debería ser suyo).
domingo, 10 de enero de 2016
Falacias
Quede absoluta y clara constancia de que no hay mayor falacia que la que permite que la marca Partido Popular (por, de, para el pueblo) sea usada en exclusiva por el partido de Rajoy, Aznar y Fraga (el dueño de la calle).
Que no quiero más equívocos que los estrictamente necesarios.
La izquierda nacionalista
Durante muchos años comenté, discutí y creo que, en
más de una ocasión, me acaloré en la defensa de la falsa pretensión de
veracidad cuando la llamada “izquierda nacionalista” se presentaba como una
tendencia, un grupo, un sindicato, un partido… de izquierdas. Salvando siempre
los casos individuales, personales, en los que no me he metido nunca, porque
debo reconocer que a lo largo de mi vida he encontrado auténticos nacionalistas
que eran de izquierdas y auténticos izquierdistas que eran nacionalistas.
Aclaro, antes de que se me escape el momento
oportuno, que no quiero llamar a esa izquierda “abertzale”. Para los que no
sabemos euskera (al menos para mí) la palabra “abertzale” tiene una muy rica
connotación de amor al pueblo, lo que ha hecho (y así ha sucedido en este país)
que en muchos momentos la lucha popular, la lucha del y para el pueblo haya
sido secuestrada por unos grupos, que no han tenido rubor para presentarse
como sus únicos detentadores y practicantes.
Así que no me ha pillado de nuevas el mensaje de la
CUP: hagamos un pueblo, un país, una nación, un estado… y luego ya nos
preocuparemos de la justicia, la igualdad, el respeto a las minorías, de la
mujer, de la educación o de la sanidad universal, de que todos tengan derecho a
una existencia digna. Es un mensaje que ya lo he venido escuchando durante
mucho tiempo.
No me ha pillado de nuevas, pero me ha entristecido.
Ingenuo. Quizás la lejanía me había hecho pensar que había un grupo de gente
dispuesta a no dejarse embaucar por la derecha más recalcitrante y decidida a
dar guerra sin cuartel. La política debe ser así. Por lo que dicen.
“La izquierda nacionalista” es una falacia.
Cualquiera que tenga dos nociones de lengua sabe que “izquierda” es el
sustantivo, lo que importa, lo sólido, lo que tiene enjundia, y “nacionalista” es
un adjetivo, un matiz, un color. Es una falacia siempre que se apoderan de ella los grupos nacionalistas.
La “izquierda” jamás podrá ser nacionalista. Al
menos mientras no cambien las estructuras internacionales, multinacionales,
transnacionales, de su enemigo más feroz, el capitalismo deshumanizante,
siempre deshumanizante, lleve los adjetivos que lleve.
Y ahora viene el nacionalismo español, el de
derechas, diciendo a los representantes
oficiales de la izquierda (?) española, que pacten rápidamente, que les dejen
gobernar, que hay prisa, que se necesita una mano de hierro (un gobierno
fuerte) para oponerse a los desmanes de los nacionalistas catalanes.
Me está sorprendiendo favorablemente la fortaleza de
Pedro Sánchez. Es un hombre que no me cae bien, que no me gusta, pero debo
reconocer que en estos momentos me está causando una buena impresión por su “cabezonería”
en el intento de montar un gobierno de izquierdas (?).
Claro que no me acabo de fiar y no sé si estamos
asistiendo a la interpretación teatral de un actor que ya conoce el final de la
obra, pero que tiene que darle el suspense suficiente como para que sea
considerado un buen actor y tenga un hueco en la siguiente representación, o si
estamos contemplando los ímprobos esfuerzos de un hombre honesto por llevar adelante
sus proyectos, sus deseos, sus sueños. En breve tendremos la respuesta.
Como espero que sea breve este proceso gripal que me
tiene moqueando un par de días ya.
lunes, 4 de enero de 2016
Final de las navidades
Hoy hemos
replantado el árbol “de navidad”. Lo hemos devuelto con todo cariño a su hábitat
natural. Y con ello, hemos dicho oficialmente adiós a las navidades.
Ya se que a
este tiempo tan espaciado le queda aún la fiesta de Reyes. Pero, la vida se
impone las más de las veces a las costumbres y usos, por más arraigados que
estos estén. Y no se trata de ninguna pataleta republicana.
Los hijos se
hacen mayores, van estableciendo sus propias familias, sus lugares de
residencia y trabajo, sus necesidades, sus tiempos y espacios. Y así debe ser.
Aunque a veces cueste aceptarlo, todos hemos hecho lo mismo, más o menos, antes
o después. Que la vida no se para.
Así que este
año sólo podíamos estar todos juntos en nochevieja (aunque, de los males el
menor, han podido ser casi tres días juntos, en la misma casa –ventajas del
pueblo- y con muchos más ratos en común que simplemente los que trascurren en
la mesa). Y, como sólo podíamos en esa fecha, esa fue la elegida para
intercambiar los regalos que esta vez no trajeron ni Olentzero, ni Papá Noel,
ni los Reyes.
De cualquier
forma he sabido que los niños rusos reciben sus regalos el primero de enero,
traídos por un personaje aquí desconocido “el abuelo del frío”. ¿Habrá que
acostumbrarse: pueblo, frío, abuelo,….?
El mundo es
rico en tradiciones diversas y en sentimientos comunes. El sentimiento es lo
que importa de veras, la costumbre es mero perifollo para envolverlo. Y en
Bilbao o Villatomil, las formas e celebración de un mismo sentimiento, tampoco
difieren demasiado. Quizás aquí (en Villatomil) haya mucho menos ruido. El 24
por la tarde-noche, en Santutxu, en cualquiera de sus plazas, había un ruido
ensordecedor; el 31 en Villatomil sé que hubo algún petardo porque me lo
contaron, pero yo no llegue a oírlo.
De cualquier
forma el único sonido que en las noches de fin de año echo en falta es el de
las sirenas de los barcos (que a esa hora saludaban en Sestao el nacimiento del
año nuevo) y el golpeteo de las cazuelas que resonaba en las escaleras del
portal. Cosas de la edad.
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