domingo, 26 de julio de 2015

Lecturas fallidas, trabajo con sentido

De las últimas seis novelas que he tenido entre manos, cuatro no las he terminado y las otras dos no me han abierto suficientemente el apetito de dedicarlas un rato de reflexión y reseña posterior. Así que hago el silencio sobre todas ellas.
Cuando se deja de leer por casi cualquier motivo (una etapa del tour, un sudoku, cualquier folleto, o, simplemente unos ronquidos), cuando una novela se te cae de las manos no produce más allá de una pequeña decepción. Cuando son varias seguidas se corre el riesgo de mandar a paseo a lectura.
De momento volveré a refugiarme en Pierre Lemaitre, que últimamente es un valor seguro y ya veremos qué pasa.

Por el contrario, hoy he recuperado el “paseo largo” (de más de 10 kilómetros). Y para hacerlo he decidido que fuera por un sendero distinto de los que ya conocía. Me he armado de cachaba y valor y, con sólo un par de referencias conocidas, me he lanzado a recorrerlo.
Ha habido varios momentos de cruces de caminos, de esos que (como en la vida)te crean perplejidad y dudas. ¿Por cuál sigo? Entonces –hoy ha funcionado perfectamente – han aparecido esas marcas en un palo, en una piedra, en un árbol, que indican por dónde avanza el pequeño o gran recorrido que quieres hacer.
Y hoy, como otras veces, he pensado en quién se habrá “molestado” en pintar todas esas señales. ¿Son obra de la Administración? ¿O hay alguna especie de ONG que se llame algo así como “Ayuda al senderista ingenuo”? El caso es que he vuelto a quedarme con las ganas de saber a quién darle las gracias por su trabajo y a quién comunicarle que su labor ha tenido sentido.

Si sabéis a quién debería dirigirme…

lunes, 20 de julio de 2015

"Mirada de turista"

Fin de semana en Burgos, capital. Por aquello de hacer una visita al hijo que vive por allí cerca.
Domingo, mediodía, centro de la ciudad. Aperitivo con gentes de Burgos de toda la vida.
El primer vermut cae en una cafetería a la que se entra desde “el paseo” o desde “la plaza de la catedral” indistintamente.
Entramos por “el paseo”. Tomamos el primero. Salimos por la otra puerta, la de “la plaza”, e inmediatamente giramos a la derecha en busca de un nuevo marianito.
Entonces les provoco un poquito: “Cómo es posible que paséis por aquí y no os paréis a ver semejante imagen” (en referencia a una imponente catedral).

Y, sin más, surge ese manido tema de por qué no vemos las bellezas de nuestra propia ciudad. ¿Por qué es necesario que venga alguien de fuera a contarnos lo que, día tras día, no “vemos” o hemos dejado de ver?
Parece que éste es un tema universal.
La “mirada del turista” sólo requiere un poquito de sensibilidad y romper con esa costumbre que me hace suponer que “esto lo tengo ya muy visto”.
Qué bueno sería pasearla por nuestra ciudad… y por nuestros vecinos… y por nuestros amigos… y por nuestra familia… y hasta por uno mismo!

A ver si aprovechamos el verano (y el invierno) para hacer todo el turismo que podamos para entrenar nuestra “mirada de turista”.

viernes, 10 de julio de 2015

Otras reincidencias

No son reincidentes sólo los deseos para el más allá. También otros muchos hechos, fechas, “trampas”, malas soluciones, engaños…
El domingo volvía a reincidir en un intento de buscar intimidad en medio de una romería. Ya hace dos años escribí en este blog sobre ella. La entrada se titulaba “romería” y trataba de describir la fiesta de Santa Isabel, que se celebra aquí cerquita.
Las fotos de aquel momento hablaban sobre todo de edificios, gente  y grupos. Pero ya entonces busqué una foto que fuera otra cosa, algo así a lo que aparece en ésta: una niña en medio de una naturaleza amistosa, mirando al horizonte mientras da la espalda a la fiesta.

Pero, hoy la reincidencia golpea dos de las esperanzas puestas durante este último mes en la posibilidad de cambiar la realidad.
Tengo la impresión de que al pueblo griego le han traicionado y de que sus dirigentes no han tenido más remedio que bajarse los pantalones hasta más allá de los tobillos. No creo que ellos sean los principales culpables, pero se quiénes van a ser  los principales “paganos”.
Por otra parte, la noticia de que Ada Colau se ha puesto un sueldo de 80.000 euros anuales. Luego hará lo que quiera con el dinero. Pero nuestro problema, el problema de los ciudadanos, no es qué hace cada quien con su salario. Que es suyo y puede hacer lo que le venga en gana. Nuestro problema es cuánto “vale” el trabajo de un alcalde; cuánto dinero público se va a llevar al mes a su cuenta corriente. Ada Colau no ha sabido distinguir (así me lo parece a mí) entre su personalidad (que será muy generosa, quizás) y su profesión pública (que es la que a mí me toca de lleno, aunque sea alcaldesa de Barcelona).

Creía yo –ingenuo- que el pueblo griego había ganado. Creía yo –ingenuo- que los nuevos políticos, una vez en el poder, nos iban a salir un poco más baratos.

miércoles, 8 de julio de 2015

Reincidencias

Apenas serán cincuenta metros. La dificultad no sería muy grande, si no estuvieran cuesta arriba con una pendiente no menor de 15°. Y si no fueran casi las dos del mediodía de un día no muy caluroso, pero sí soleado. Y si no fuera ésta la duodécima vez que la subo. Y si, por duodécima vez, no estuviera tirando de un saco de escombro (que no tengo ni idea de lo que pesará). Y si antes no hubiera estado limpiando una era de arena con la azada. Y si antes no hubiera estado montando un armario de esos de Ikea, baratos, pero que dan trabajo.
La primera vez, al llegar arriba, cuando la cuesta se hace llano, al fondo allí estaban ellas. Y la segunda vez… y la duodécima. Al sol, tranquilamente tumbadas. Sin nada que rompiera su paz.

Lo digo una vez más y espero que me escuchen todos los dioses. En la próxima reencarnación me pido el “oficio” de vaca.

domingo, 5 de julio de 2015

Escenas del pueblo

Sigue haciendo bastante calor, aunque hoy, primer domingo de julio, ha amanecido nublado y con una temperatura mucho más soportable.
Momentos aptos para subir al blog un par de fotos “refrescantes”, que hablan de un ritmo de vida en el pueblo muy diferente al de la ciudad (estas son escenas de pueblo que se prestan mucho más a la imagen que a las palabras). Claro que este es el ritmo de los que, viviendo, o casi, en él no vivimos del pueblo (vaya frase, eh!, como para sacarla del contexto).



El viernes pasado hacía tanto calor a la hora de la siesta (hora que puede prolongarse hasta cerca de las siete de la tarde en días como estos), que todo invitaba a mirar desde fuera a la casa, no desde la ventana hacia el exterior.

En cambio, hoy ha amanecido sin calor y al levantarse uno puede abrir la ventana y mirar fuera. Lo que se ve no tiene nada que ver con ninguna mañana de Santutxu (la ciudad). Es cierto que se ven algunos coches porque es fin de semana y en el pueblo hay mucha más gente que lo habitual; pero, lo demás es verde y espacio abierto. Y los sonidos son totalmente otros: ningún motor en marcha y muchos pájaros piando. Aunque no lo creáis sigue habiendo pájaros de los que vuelan, pían y, como mucho, picotean algunas frutas de los árboles.



Preocupado por los griegos, me voy a la romería de Santa Isabel. Es lo que toca hoy.