domingo, 31 de mayo de 2020

La hora de los hipócritas


“La hora de los hipócritas” es la última novela, por ahora, de Petros Márkaris (83 años). Es la última investigación, por ahora, de Kostas Jaritos. Un Jaritos cada vez más volcado hacia su familia y cada vez menos investigador. Un Jaritos que ya es abuelo y que se encuentra con varios asesinatos que resolver.
Nada es nuevo en la novela. Quizás lo sea el tema de investigación, un poco traído por los pelos: aquello que une a los distintos asesinados. A los asesinos les une, como siempre ser, en el fondo, los ejecutores de la verdadera justicia.

“Hoy hemos asesinado al empresario Paris Fokidis. No os diremos por qué lo hemos matado. Esto tendrá que descubrirlo la policía, el cancerbero del sistema. Sólo diremos una cosa: Fokidis merecía morir”  Este es el primer comunicado del “Ejército Nacional de Idiotas”
“Los intachables son aquellos que saben ocultar bien sus imperfecciones”

 Este es el diálogo que se establece entre Jaritos y un grupo de personas sin techo:
“- Podéis decirle lo que pensáis con toda libertad.
- ¡Hicieron muy bien!”
Y siguen: “Sabemos que su trabajo es detener a los asesinos. Lo que intentamos decir es que las víctimas no eran inocentes, Merecían lo que les pasó”
“Los que han tocado fondo ven los asesinatos como un acto de justicia”
Será el propio Jaritos el que concluya: “Los asesinos no son terroristas, sino los perdedores del sistema, que han caído en la desesperación […] Es una conclusión lógica, aunque también hablar es fácil. Porque ¿dónde empezar a buscar entre tantos perdedores de la crisis cuyo desánimo y desesperación los han llevado a los infiernos?”
Y, por si hacía falta, su mujer,  Adrianí, le dirá: “Tú tienes que meterlos en la cárcel, lo sé – me dice mi mujer -, pero yo me descubro ante ellos.”

Nada nuevo, pues, en la última de Márkaris. Pero, es Márkaris en esencia. No sorprende, pero deja el mismo buen sabor de boca de siempre.

viernes, 22 de mayo de 2020

Cometierra


Acabo de terminar de leer “Cometierra” de Dolores Reyes. Parece que se trata de una muy buena novela, muy interesante por su contenido y para que tengáis noticias de todo ello os dejo tres links por si queréis comprobarlo. (unodos y tres).Bendecida y recomendada por Carlos Zanón, lo que para mí significa uno de los mejores avales del momento.

Pero, yo no he llegado a entrar en el relato. Quizás en algunos trozos… En mí no ha calado. Puede que hay sido el tema (una chica entra en contacto con los otros a través de la tierra que come y así averigua su situación), puede que haya sido la forma en que está escrito, plagada de un argot argentino que, demasiado a menudo, me ha sacado de la acción e, incluso, me ha dejado a veces sin entender lo que sucedía.
Así que me voy a pasar a lo fácil, que ya llevo unas cuantas novelas “complicadas” por una u otra razón. La próxima entrada será para Jaritos, el de Markaris.

domingo, 17 de mayo de 2020

En el vientre de la roca




Contrabandistas de poca monta, mafia irlandesa, MI5, MI6, policías y políticos corruptos, una pobre chica que tiene que encontrar la forma de subvencionar su drogadicción, una banda de gitanos, y unos chips cargados de información bancaria sobre aspectos no regularizados,  todo ello en  el paraíso fiscal de Gibraltar. Eso es “En el vientre de la roca” de Jerónimo Andreu.

Y, en medio, un ex agente venido a menos (que a larga se convertirá en el héroe) que se dedica al trapicheo a un lado y otro de la verja.

A ratos el relato es tan enrevesado que uno termina perdiéndose un poco. Cuesta engancharse a la novela, y también cuesta dejarla porque está bien escrita, porque el “paisaje” resulta exótico (otra vez la importancia de la geografía física y humana) y porque el suspense nunca decae del todo.

Pero muchos de los elementos que podrían ser los decisivos en una novela negra son tratados de forma ligera, sin ninguna profundidad, sin detenimiento. Tampoco los personajes acaban de funcionar.

Un ligero pasatiempo sin mayor trascendencia.

jueves, 14 de mayo de 2020

Hécuba



Quizás no sea más que una impresión personal, pero no me resisto a comentar mi más sensación que reflexión de que llevamos un tiempo confinados no sólo física, sino también mentalmente.

Tengo la sensación de que “el bicho” nos ha confinado en unos “rollos provincianos” que han estado y están cumpliendo su papel de mera oportunidad y que han sido, son y seguirán siendo necesarios durante ese tiempo pasado y el que sigue: porcentajes de infecciones, mascarillas y guantes, paseos por kilómetros, videoconferencias, aplausos,… (primum vivere, deinde philosophari)

Pero hay que empezar a desescalar. La mente también debe desescalar. Y no me olvido de que las consecuencias económicas y sociales de esta pandemia van a acentuar para muchos (los mismos de siempre) el “vivere” de la frase latina.

Debo decir (que era la razón de esta entrada al blog, porque todo lo demás es más que sabido) que ayer, gracias a este confinamiento tuve la suerte de ver “Hécuba”.

PANTALLA PENTACIÓN ofrece online la obra HÉCUBA de Eurípides en versión de Juan Mayorga, dirigida por José Carlos Plaza. Fue estrenada en la 59 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, en 2013. Se trata de una coproducción del Festival de Mérida y Pentación, con Concha Velasco encabezando el elenco.
Amigos!!, teatro del bueno, del muy bueno. Y gratis.


Otra vez el teatro griego poniendo en el escenario el juego de las relaciones entre amo y esclavo, el asunto ese de la libertad, la fugacidad de la felicidad, el hombre y la mujer, la venganza, el amor maternal, el destino y los dioses, el valor de la palabra y de la retórica,… Todo eso y más en hora y media. Claro que es hora y media que lleva corriendo por el mundo la friolera de más de dos mil quinientos años.

Y con una puesta en escena que hace que uno se pregunte dónde estuvo en el verano del 2013 y por qué no estaba en Mérida. A juzgar por lo que el video deja ver (muy poco, supongo) aquella noche debió ser apoteósica, aunque a mí Concha Velasco no me ponga los pelos de punta.

Y ese tratamiento del coro. Importantísimo, el coro, en el drama griego, éste es fantástico. Por supuesto, será la mano de Mayorga.

Dejan verla unos pocos días. Haríais bien haciéndolo:

domingo, 10 de mayo de 2020

Asesinato en el Savoy


Hay un tipo de novela negra en la que no ocurre nada durante una buena parte de la investigación. O así lo parece. Y, de repente, casi por casualidad, una pista permite rellenar el puzle. Y todo encaja.
No hay en ese tipo de novela un ritmo vivo en la acción, movimiento continuo, y todo son palos de ciego, pura rutina policial, que languidece en muchos momentos. Ni siquiera hay un suspense que vaya creciendo, o un misterio que se alimenta de lo que va sucediendo.

Y es que, digámoslo una vez más, la investigación importa bien poco. Lo que interesa es tener un hilo del que ir estirando la denuncia de la sociedad en la que ha ocurrido el crimen con el que empezaba la novela.

Asesinato en el Savoy, de Maj Sjöwall y Per Wahlöö es un buen ejemplo de ese tipo de novela.

 “Linder (policía) quedaba sentado de espaldas al pequeño tramo de pared sin ventana, cubierto totalmente por una enorme ampliación fotográfica que reproducía un barco pesquero […] Se veía una hilera de hombres con impermeables, que se afanaban en sacar la red del agua. El contraste era impresionante: el esfuerzo sobrehumano de aquellos hombres para extraer una exigua cantidad de peces del océano, y la calma del que ocupa un despacho suntuoso y amasa fortunas basadas en el sufrimiento de esas personas. Impresionante, desde luego, y muy probablemente inevitable”

“Brotaba por doquier toda clase de delitos en aquel hervidero desordenado que habían dado en llamar la sociedad de bienestar”.

“Su fortuna les vuelve influyentes. Y la cosa es que esta sociedad ha llegado a ser lo que es porque existen personas como Palgrem (el magnate asesinado) y Broberg (uno de sus directores de empresa). En cierto modo son piezas más importantes en la marcha del país que el gobierno y el parlamento y esas cosas”,

Como en otras muchas novelas negras (en la mayoría) la geografía ocupa un lugar destacado, la geografía de la ciudad y la de los barrios con su propia idiosincrasia socio-económica, que marcan las diferencia de una sociedad de clases. En este caso es Malmö.

“Recordó haber leído un reportaje sobre las escandalosas condiciones sanitarias en que se encontraba aquella casa, casi exclusivamente habitada por yugoslavos”

Al final, cuando el crimen se resuelve, nada de lo que de verdad importa se ha solucionado. Todo sigue igual en la sociedad y no tiene visos de que vaya a cambiar.

“Definitivamente, Martin Beck, comisario de homicidios, no se sentía nada bien”.

Escrita en 1970,  me temo que no haya perdido actualidad

Y, para acabar, premonitorio cuando uno lee la novela en tiempos del coronavirus, sólo como curiosidad, como puro divertimento, os copio:

“Martin Beck se aclaró la garganta. Se estaba empezando a resfriar a pesar de que estaban en pleno verano, y uno de los más calurosos de los últimos años. ¿Qué le ocurriría en otoño, cuando las gélidas y húmedas nieblas invadieran el país preñadas de toda clase de virus de los más apartados rincones de la Tierra?”

domingo, 3 de mayo de 2020

Olor a muerte en Pioz


Beatriz Osa es periodista. Se estrena publicando un libro de contenido terrible, bien escrito y con una historia con una gran carga emocional que mantiene el interés a lo largo de toda la narración y se lee con mucha facilidad: “Olor a muerte en Pioz”

Relata a modo de crónica todos los entresijos de un famoso crimen, el crimen de Pioz.

Así dice la autora en la propia novela:

En noviembre del 2018 se había fijado una condena inédita en España, tras la entrada en vigor del nuevo Código Penal en el 2015. Por primera vez, un reo era sentenciado a la pena máxima por triplicado. Patrick Nogueira fue condenado a tres penas de prisión permanente revisable. Sumaba una por cada menor asesinado y la tercera por tratarse de un cuádruple crimen.
[…]
Este libro recoge de la manera más fidedigna posible todo lo que consta en las diligencias policiales, en el sumario y en las grabaciones del juicio contra Patrick Nogueira Gouveia”.

Y en una entrevista en La Razón decía así:
De todas las historias que ha seguido como periodista, ¿por qué eligió esta para su primer libro?
–Porque el crimen de Pioz lo tiene todo a nivel periodístico, desde un malo inmisericorde, capaz de asesinar a sus tíos y a sus primos pequeños, a una investigación en la que se logró algo tan insólito como que el asesino se subiese a un avión, abandonando su guarida en Brasil. Es, además, la historia de una amistad entre dos perversos, y la de un tercero que les delató. Aparte de que los días que pasé en aquella sala de la Audiencia de Guadalajara, con Patrick Nogueira sentado a dos metros de mí, dejaron un poso incuestionable.