viernes, 31 de enero de 2014

El día del maestro

Aunque estoy en ello, no acabo de jubilarme de esa deformación profesional que durante muchos años se ha venido alimentando de mi trabajo. Así que ayer mi atención se fue a un par de noticias que tenían que ver con la educación.
Y cuidado que había otras muchas donde elegir: el Athletic y Diego Costa; el cansancio de los viajeros del Bilbao Basket; el paseíllo de la infanta; la salida de la crisis; los beneficios del Santander (4.400 millones, tú). Pues me fui detrás de otras dos: una casi intrascendente y la otra más importante.
Siempre he sido contrario a que en la Escuela exista una asignatura de Religión. En cualquier escuela. Incluidas las confesionales. Lo que no deja de sorprenderme es que haya gente, que se supone inteligente, como el obispo Munilla, que “arremete contra los políticos por inmiscuirse en la asignatura de Religión”. ¿Qué no es política la decisión de que haya una asignatura de Religión?. ¿Y política de partido? ¿Y de partido de derechonas?.
No merece la pena dar más guerra a algo que, a la larga, no va a tener YA mayor trascendencia (éste es un problema-planteamiento de otros tiempos, aunque algunos quieran vivir en ellos todavía). Lo que sí es grave es que el próximo curso empiece a implantarse la LOMCE en primaria y en la FP “básica”.
He dicho ya alguna otra vez en este mismo blog que ni he analizado la LOMCE ni tengo ya ganas de hacerlo. Con muy poco conocimiento (así que puedo desdecirme y afirmar lo contrario de lo que ahora digo, si alguien con más conocimientos me lo indica), afirmo que en esa FP básica hay cosas que no me suenan mal.
Pero, lo que yo ahora piense o no de la LOMCE poco importa. Lo que resulta impresionante es que el próximo curso empieza a implantarse por decreto.
La LOMCE es un ley sin ningún consenso, amenazada por todos los grupos de la oposición de ser derogada inmediatamente en cuanto cambie el gobierno. Cuidado que yo no me fío ni un pelo de lo que la oposición dice en la oposición que va a hacer cuando llegue a mandar.
Pienso en esos pobres mocitos que el próximo curso comiencen primero de Primaria. Se pueden encontrar, ya en tercero, con un cambio de planes que trastoque buena parte de su “curriculum”; se pueden encontrar con que son los únicos (ellos y los del curso siguiente que están en un plan y que si repiten,…Todas esas historias que hemos visto demasiadas veces en este país, en el que hoy alguien con cuatro cursos “de Bolonia” tiene mayor titulación (o sea, es más y mejor ingeniero, pongamos por caso) que alguien que estudió cinco o seis cursos “antes de Bolonia”…
Pobres y niños. Y como hoy aquí (en esta Comunidad Autónoma) celebran el día del maestro, pobres maestros.
Bueno, lo más importante no venía en periódico de ayer: no olvidéis que mañana es el cumple de K.


domingo, 19 de enero de 2014

La abundancia

Resulta paradójico, cuando aún no hemos salido de esta última por ahora profunda crisis económica, cuando ni siquiera estamos seguros del momento en que empezaremos a salir ni de cuántos y quiénes se quedarán en ella, resulta paradójico, digo, pensar en la “sociedad de la abundancia”.
Y, sin embargo, fue algo que dio mucho que hablar no hace tanto tiempo. Yo ya era mayor cuando se hablaba (hablábamos) de ello.
Posiblemente la mayoría de los que leáis esto podríais “confesar” conmigo que tenemos más jerséis y zapatos que los que  nos va a dar tiempo de romper antes de comprar los siguientes (O sea, que tendremos que tirarlos a la basura o almacenarlos hasta la próxima mudanza). Seguro que en casa hay vajilla para las mesas de varios vecinos; papel de escribir para llenar hasta las memorias de nuestros nietos; comida para varias semanas; “juguetes” para llenar más horas de asueto-vacaciones que las que vamos a gozar antes de la jubilación;… Y así otros muchos cachivaches.
No obstante, hoy el recuerdo me ha venido por otro camino. Leía el periódico y me he encontrado con que Isabel Allende ha vuelto a publicar. No lo hubiera sospechado. La noticia ha sido grata porque su escritura siempre me resulta placentera.
Así que me he encontrado abriendo una carpeta de notas que se titula “pendiente” y que me acompaña en el móvil. Como otras muchas veces, guardaría así el autor y el título.
En esa carpeta hay otros títulos y otros autores y en mi ebook muchas más novelas “pendientes” que las que pueda leer antes de que mis ojos se cierren para siempre.
Y en mi disco duro hay mucha más música que la que una emisora pueda ofrecer a sus oyentes durante un mes entero sin repetirse; más fotos “familiares” que las que las que mi familia soportaría en muchas sesiones sin mandarme a paseo; películas sin ver como para estar proyectando sin parar de aquí a la primavera.
Y he renunciado a almacenar cualquier juego electrónico que no sea un ajedrez (por si un día me diera por ahí), un mahjong, y un par de solitarios con los que matar el tiempo de vez en cuando.
O sea que hay abundancias y abundancias. Y también hay quienes como aquel que hizo un master sobre diferentes maneras de matar el tiempo y tuvo que repetir el curso… porque el tiempo seguía vivo.
¿Habrá en algún lugar abundancia de tiempo?

Os regalo un par de fotos: un atardecer y un amanecer.


domingo, 12 de enero de 2014

El francotirador paciente

No he leído casi ninguna de las novelas de Arturo Pérez Reverte. Alguna sí. Por el contrario, casi ningún fin de semana dejo de leer su artículo en el XL Semanal. Y, como últimamente me está perdiendo la “rabiosa actualidad” a la hora de escoger mis lecturas, me apetecía leer su última novela: “El francotirador paciente”, posiblemente llevado por su temática: el grafiti, el mundo del arte contemporáneo, el anunciado thriller,…

Y realmente resulta una novela agradable de leer. Durante buena parte de su discurrir parece demasiado predecible, pero guarda en sus entrañas un as para conseguir un final sorprendente por lo inesperado.
La novela mantiene el interés con una prosa ágil y un ritmo narrativo que sostiene el suspense y la intriga. Pérez Reverte sabe contar historias, aunque, por momentos, uno tenga la impresión de que su construcción flaquea en cuanto a rigor en los personajes. Pero, a Reverte –creo- le gusta contar, hilar relatos y lo hace muy bien.
Yo pondría dos pegas a su novela. De un lado, es excesivamente didáctico (¿moralista?). De otro, la novela se resiente al final de una especie de ralentización, motivada por la necesidad de un diálogo amplio que “explique” lo que ha sucedido y por qué.

Nada quita para que resulte, en su conjunto, un agradable “pasatiempo”. De paso diré que si alguien quiere saber qué es una novela de suspense y no es una “novela negra”, lea ésta.

jueves, 9 de enero de 2014

Ponga un vinilo en su ignorancia


Han sido días de ruido, de aglomeraciones, de prisas, de impaciencias. Y también de familia, de amigos y de reparaciones de ordenadores (mi agradecimiento a los chinos que, por muy poco dinero, disponen de cosas tales como usb con wifi que permiten aligerar el trabajo ni os cuento).
Tiendas-tiendas, incluidas grandes superficies, gente hasta decir basta, de no poder ir con nadie al lado, sino uno tras el otro. Y muchas prisas (de otros) alrededor, de esa que se masca y que de repunte explota en episodios violentos que visto desde fuera no tienen ningún contenido que los justifique.
Y ahora tranquilidad, casi silencio, casi paz. Escribo esta entrada sentado en un banco de piedra fría de uno de los parques de Medina, en los que se oye el viento, el correr del río, el frufrú de una bolsa de plástico que llevo conmigo, algún ladrido y el roce de los pasos de quienes han salido a tomar el sol que ahora luce y calienta.
Pero me traigo algunos ruidos, ruidos indignados, que no puedo acallar porque me atañen geográfica y económicamente.
A mí no me molesta que traten la ignorancia con vinilo. Que gran titular está perdiendo la prensa del día: “ponga un poco de vinilo en su ignorancia”. Y es que tratar de evitar las radiaciones colocando vinilos que impidan su paso, no puede ser otra cosa que el arreglo que, desde una profunda ignorancia, aplican aquellos que no saben cómo educar a un montón de txabales que van cargados de terminales telefónicas móviles a un Centro ¿educativo? en el que las radiaciones que permiten su comunicabilidad son juzgadas como muy perjudiciales a su salud. Claro que esto lo dicen un grupo de educadores que no dudan en alimentar sus ipads, tabletas, móviles… y automóviles.
A mí, repito no me molesta. Lo que me fastidia es que ese arreglo se pague con MI dinero, con MIS impuestos (que ya sé que para cosas peores se utilizan)
Por ejemplo para construir edificios educativos (para los mismos educandos, aunque más jóvenes, por los mismo educadores), que cuestan más de 8 millones de euros… en un barrio con centros vacíos o semivacíos. Entre todos hemos pagado el nuevo edificio (que, además, les cae un poco a desmano -dicen) de la que llaman “Ikastola El Karmelo”. Se me ocurren muchas preguntas (y algún taco). Estas son algunas:
. ¿A quiénes les cae a desmano? Si es una Ikastola pública, será para los txabales de los alrededores. ¿o no?. ¿Ya no hay un criterio de cercanía en la posibilidad de elegir centro PÚBLICO?
- “A los del Karmelo les han hecho…” ¿Dinero público para unos cuantos que no sé muy bien quienes son o para mejorar los equipamientos del “pueblo” en general, sea cual sea su adscripción política, lingüística,…?
- Y, para acabar (no porque no me queden un montón más con semejante mala baba): ¿tendrá cabida el modelo A, si hay padres que lo pidan, mientras el modelo sea legal?.
- Bueno, la última: ¿cómo se va a “mover” el claustro, quién puede llegar a ser profesor? ¿y director?

A otras muchas “noticias” no les voy a dar eco. Las agruparé bajo el epígrafe “no entiendo”: Eurocopa en Bilbao sí o no; detenciones “masivas” de abogados de presos; basket de primera en Bilbao o no; movida en torno a una Infanta de la que todos sabemos su calidad moral (su calaña, vamos) y sobre la que he hecho una encuesta que da como resultado absoluto (100%) que no va a pasarle nada, que ni siquiera va a ir a la cárcel.

domingo, 5 de enero de 2014

Viva la Pepa

Víspera de Reyes pide que seamos todos un poco simplotes y que nos concedamos una tregua en las cosas "importantes".
Así que hoy, aprovechando su bautismo de playa, presento en sociedad a Pepa.

Es una cachorra de bodegero que tiene tres meses y que ha recibido su nombre en honor a la Pepa de las Cortes de Cádiz (espero que mis recuerdos históricos no me fallen todavía).
Lleva unos días con nosotros y parece que se quedará por un tiempo más bien largo.