miércoles, 29 de octubre de 2014

Virus

Hoy va de virus. En plural (las palabras que acaban en “s” hacen su plural añadiendo –es si la última sílaba está acentuada: obús hace obuses y anís anises; pero, si no se acentúa la última silaba, no se añade nada: cactus hace cactus y virus hace virus. No me vengáis con “viruses”)
A lo que íbamos. Que hoy me ha tocado comer a solas y siguiendo esa terrible costumbre de leer mientras se  hace (hoy es más habitual ver la tele, pero algunos estamos ya viejos), el Correo que recibo en mi móvil hablaba de tres virus en las tres primeras noticias.
En la primera se hablaba del ébola. ¿Qué más decir ya? Pues eso, sigamos. Y también se hablaba del que empieza a ser otro gran “virus”: el estigma del ébola. Contaba cómo los enfermeros que han atendido a pacientes con el virus están siendo “repudiados” por sus compañeros e incluso por sus familiares.
Es muy fácil que nos echemos las manos a la cabeza. Pero, tal como se está gestionando este asunto, ¿quién no tendría miedo, por si acaso, de no sufrir un contagio de aquellos que han estado cerca de quienes tenían o podían tener el ébola? Dijeron que el contagio era imposible, y la enfermera se contagió. Dicen que ahora el contagio es imposible y… ¿lo creemos? o ¿huimos de los posibles “apestados”? Claro que, de momento, el Carlos III (el hospital, no el rey) nos queda un poco lejos y a desmano. Pero, si estuviera cerquita ¿cómo reaccionaríamos?
El “estigma del ébola no es más que la última manifestación sociológica del virus del miedo. Y ese sí que es virus. Muta y mucho. Muta en conformismo (“a mí que me dejen de líos”); muta en “sentido común” (“yo ya lo había advertido”); muta en insolidaridad (“eso no me toca a mí resolverlo”). Muta. Y mucho. A cualquiera se os ocurrirán otras mutaciones distintas.
La tercera noticia hablaba de un virus informático. Un virus, dicen, muy peligroso contra el que, afirman, no pueden los expertos. A pesar de que se conoce desde hace más de dos años. Parece que el “cryptolocke” es capaz de secuestrar toda la información y bloquear nuestro ordenador,  dejarlo inutilizado.
Parece que las grandes compañías de antivirus no encuentran el antídoto y hablan de que serán necesarios, al menos, tres meses para encontrar la vacuna.
Es curioso que, ante esta alarma mundial (y yo sin enterarme) el consejo de “los informáticos” es que instalemos antivirus y firewall de pago (sic), o sea que nos dejemos de antivirus gratis y paguemos por programas que hoy y en los tres próximos meses no nos van a servir para estar protegidos. Bonita paradoja que siempre acaba en lo mismo: alguien ha soltado un virus, paguen ustedes. Y cuando hayan pagado, quizás les protejamos.

No he visto ninguna noticia sobre los virus del “oiga que no le creo”, del “oiga que ya está bien”, del “oiga que usted se aprovecha”  o del “oiga, que estoy hasta las narices”. Pero estos virus, menos populares en  los medios de comunicación, son más populares entre el personal.

En otro orden de cosas, no he podido con "El sentido de un final", de Julian Barnes.

martes, 28 de octubre de 2014

Galveston

“Galveston” de Nic Pizzolatto es una novela dura, con muy poquitas concesiones a los “buenos sentimientos” del lector, y difícilmente clasificable en algunos de los subgéneros de la novela (quede claro que dichas clasificaciones me importan bien poco).
A mi modo de ver tiene dos grandes méritos: el primero es que se lee con suma facilidad. Es una de esas novelas que “vencen al tiempo” y uno seguiría leyendo y seguiría leyendo a ver qué pasa, cómo acaba esto.

El segundo es que en la novela aparece una geografía social y económica muy diferente de la que solemos tener en la cabeza cuando pensamos en EE.UU. No hay ciudad, pero tampoco campo. No hay familia, pero sí su ausencia; no hay arraigo ni a la tierra ni a las costumbres, ni a la comunidad, ni a nada que no sea el propio sobrevivir. No hay triunfo ni fracaso. No hay amor, aunque sí ternura,… La novela no profundiza en nada, pero está llena, “a su pesar” de sentimiento.
Como siempre que puedo, os dejo un pequeño texto en el que el protagonista (la novela está escrita en primera persona) habla de sí mismo estando en la cárcel:
“Cuando leía, me abstraía con las palabras y lo que significaban y perdía la noción del tiempo. Me sorprendió descubrir que existía esa libertad forjada exclusivamente con palabras. Y entonces sentí que muchos años antes se me había escapado algo crucial.

Siempre tuve buenas manos y era capaz de soldar, arreglar cañerías, desmontar un motor, boxear, disparar, pero empecé a comprender que ciertas habilidades tan sólo me habían limitado, me habían convertido en una pieza práctica, funcional. Hasta entonces no lo había entendido de verdad.”

domingo, 26 de octubre de 2014

La tonadillera

Creo que más o menos todos estamos al corriente de que Isabel Pantoja ha sido declarada culpable de blanqueo de dinero por un juez.
Del  millón cien  mil de multa ha pagado 100.000 y le ha dicho al juez que vea su buena voluntad y que no se preocupe que ella va a pagarlo todo en cómodos plazos.
Ayer tuve ocasión de ver en la tele un programa de esos del corazón. Pues bien, en él todo era simpatía para la Pantoja. Venían a decir algo así como: “pobrecita, un error lo comete cualquiera, pero es buena. Perdónenle hombre, que no lo va a volver a hacer. Además lo que hizo lo hizo por amor, engañada, sin saber lo que hacía” (Otra más, otra engañada… que se ha forrado sin querer).
¡País! Una televisión pública se olvida del dictamen de un juez, se olvida del fraude cometido contra todos nosotros (esos que somos hacienda en mayo, cuando hay que hacer la declaración), se olvida de su ayuda a  la apropiación indebida de dinero público, de… (la de cosas que no habrán salido). Y nos provocan la pena, porque canta, supongo, bien y para el pueblo. Modernos Robin Hood, que nos quitan lo nuestro pero nos cantan.
Los granujas que poco a poco van saliendo a la luz harán bien en buscar su redención en un par de direcciones a la vez: muchos abogados que dificulten y enmarañen el conocimiento de sus desmanes y mucha pena al personal. Para que sigamos viéndolos como pobrecitos engañados que no lo van a volver a repetir y que en el fondo son muy buenos.

Y, sin por un casual, el “lío” de la independencia de Catalunya tiene como efecto secundario la cárcel de buena parte del clan Pujol, que siga habiendo “líos” independentistas. Que clanes seguro que no faltarán.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Silencios

Viene a cuenta el título como expresión de lo acontecido en los últimos diez días.
Entre la "falta de tiempo" (o sea, que nunca encuentras el momento para escribir), la abundancia de noticias y sus consiguientes cabreos del personal y comentarios de todo quisque (repetidos, como lo serían los míos), y el desorden casi absoluto de la vida del jubilado, resulta que a veces para cuando te das cuenta han pasado diez días de silencios.
Los que escribimos un blog en plan amateur (o sea, que no nos pagan por ello) podemos entender fácilmente cómo se nos va el santo al cielo y van pasando las horas, los días, las semanas, ...
Así que hoy toca subir a mi blog el último relato que he escrito y que se titula "Silencios". Como siempre lo podéis encontrar en la columna de la derecha en el apartado dedicado a los cuentos y relatos.

lunes, 13 de octubre de 2014

Un link interesante

Pocas veces hago esto, pero acabo de leer una entrevista con Juan Torres López que no os deberíais perder. No porque diga muchas cosas nuevas, sino porque las dice de forma clara. Y es bueno para evitar que nos engañen.
Así que si tenéis un ratito corto, entrad en
http://www.diariosur.es/andalucia/201410/12/revolucion-necesita-espana-hacer-20141012143551.html

Los maletines

Entrevistado por Benito Garrido en Culturamas, Juan Carlos Méndez Guédez dice lo siguiente:
“La más negra de las novelas negras no podría reflejar el espanto que es la Venezuela actual. En efecto, todo venezolano común es ahora un superviviente. Sale de su casa cada mañana y desconoce si volverá a ella. Puede sufrir el ataque de la represión gubernamental, el ataque de la delincuencia (que es una variante de la primera), puede sufrir un accidente. Por eso el retorno al hogar es una silenciosa fiesta, un pequeño y cansado milagro.”

“Los maletines”, escrita por Juan Carlos Méndez Guédez, es una feroz y despiadada crítica de la Venezuela del “Comandante” (Chaves). Caracas, una ciudad caricaturizada (supongo, aunque no lo supone el autor)sirve de marco para una novela plagada de referencias musicales, literarias y boxísticas, para una rocambolesca historia que se lee con mucha facilidad, aunque creo que le sobran casi cien páginas.
Aunque en la novela no hay ninguna referencia explícita ni a Podemos ni a sus líderes (en el momento histórico en el que sucede la historia aún no existía esta organización), si alguien necesita una voz venezolana para darles caña, aquí tiene una. Le costará encontrar otra mejor.

Lo digo porque, quizás, sea ésta una de las claves de su éxito, no la única.

domingo, 12 de octubre de 2014

Acuerdo laboral

Son muchas las veces que las cosas se ven distintas desde dentro que desde fuera. Por eso, a expensas de que alguien desde dentro me haga cambiar o matizar mi visión, debo decir que me ha alegrado conocer la noticia de que “la privada” ha llegado a un acuerdo entre patronal y trabajadores.
No sé cómo se ven estas cosas desde la patronal. Aunque algo ya me imagino, sin demasiado esfuerzo. Pero, desde los trabajadores siempre he defendido que vale más un mal convenio que su ausencia. Su inexistencia es siempre fuente de arbitrariedades, en medio de las cuales vence el poder del más fuerte (y a corto plazo nunca son los currelas).
Y luego está la otra cara de este acuerdo: la que dice que lo conseguido se queda en 2008. Es decir, 6 años sin ningún avance ni en el tema de los salarios, ni en el de las horas lectivas, ni en el de las responsabilidades de gobierno, ni…
Son los efectos de esa crisis que, por otro lado, se viste de tarjetas negras, whisky, cacerías, fiestas, clubes,… Eso sí, posiblemente sin cometer delito y devolviendo todo lo apropiado de forma no muy correcta. Devolver, claro está, con los mismos intereses que ese grupete de gente marcaba y sigue marcando para los que, como tenéis trabajo y convenio, vais a pedir un crédito.
Más alegría: salen en la prensa unas “monjas” (así lo subraya la propia prensa) que traen metodologías revolucionarias a la educación. Proyectos globales desde los que trabajar con los alumnos en aquellos aspectos que tienen que ver con sus vidas reales. Bienvenidos sean esos proyectos. Ojalá tengáis fuerzas (y medios) para trabajar en esa línea algunos de los que me leéis.
Pero, (también esos algunos) ¿os acordáis de aquellos “sueños” de preparar una “obra de teatro” en la que se implicarían la educación física, la expresión artística, la lengua en sus facetas oral y escrita, la construcción, la carpintería, la electricidad, la física y la matemática necesarias para lo anterior, los valores, el diálogo,…? Sólo faltaban medios y la apuesta decidida de quienes ahora se traen experiencias (interesantes, por lo que parece) de más allá de nuestros lugares para que aprendáis cómo se hace.
Nostalgia, ah. Privilegio de los jubilados.

Que tengáis coraje para que no os arrebaten ni un ápice de las mejoras conseguidas, para conseguir lo que aún falta, y para estar abiertos a todo aquello que prime la educación por encima de la enseñanza.

miércoles, 1 de octubre de 2014

La prensa de la mañana

En la prensa de la mañana de hoy me he enterado de algunas cosas. De parte de ellas me he “ re-enterado”,  porque ya las conocía, pero otras me han sonado a nuevas.
Por ejemplo: resulta que hoy, 1 de octubre, es el “día de los mayores”. Y yo sin saberlo. Aunque sigo reivindicando mi status de viejo, entiendo que este día también está “programado” para mí.
Y “¿qué, te regalan algo?” – diréis algunos. Pues va a ser que sí.
El Corte Inglés hace hoy un descuento del 10% en todos los viajes para mayores de sesenta. O sea que, si yo estuviera en la onda de comprarme un viaje, me harían un 10%. Lástima que no lo esté.
Fijaos que ese 10% me supondría un ahorro mayor que lo que va a subir mi pensión todo el 2015. Porque las pensiones, un año más, vuelven a subir el 0´25%. Eso equivale a que la pensión mínima va a subir poco más de un euro (antes de impuestos) al mes y la pensión media no llegará a tres euros al mes.
Claro que los que tengáis, un año más, congelado el sueldo, nos miraréis hasta con envidia. Lo mismo le pasa a Rajoy, que le han congelado el sueldo. ¡Pobre!
Y aunque el tono en que estoy escribiendo sea distendido, superficial y ligero, el tema de las pensiones es muy grave para muchos viejillos. Supongo –quiero suponer- que entre nosotros el grado de solidaridad llegaría al nivel de admitir (y desear) que la subida de las pensiones revertiera sólo en algunas de ellas y otras –las más altas- , si no hay dinero para todas, fueran congeladas. Con tal de que el total no se lo quedara ningún chupatintas, sino que se volcara sobre las propias pensiones. Esa es mi idea.
Volviendo a la congelación, lo que no se va a congelar son las subvenciones a los partidos. No, esas van a aumentar más de un 80%. Porque estamos en año electoral y los partidos necesitan dinero para sus campañas. Y el dinero, no podía ser de otra manera, va a salir de mis impuestos y de los tuyos.

¿A cuánto nos va a costar cada mitin?; ¿a cuánto sale cada papeleta?, ¿incluso las que casi ni se usan?. ¡Cómo para abstenerse! ¡con lo caro que me sale! Este año creo que voy a votar