miércoles, 19 de febrero de 2020

Una ley de ayuda a morir (?)


Me había hecho yo ilusiones. Por fin un gobierno que se atrevía a proponer una ley de ayuda para morir.
Y, además, un gobierno tan sensible a la libertad del hombre y al respeto de sus derechos que no podía menos que presentar una ley que no discriminara, que fuera útil para quien necesite la ayuda (o, quizás más simplemente, la renuncia del Estado a criminalizar la ayuda) para morir dignamente y “en paz”.
Pero, otra vez la realidad: “La portavoz socialista, María Luisa Carcedo, médico y ex ministra de Sanidad, defendió la proposición afirmando que "el dolor humano no tiene ideología" y apostando por el "derecho" a decidir la interrupción de la propia vida "en caso de padecer enfermedad incurable, no de muerte inmediata, que resulte insoportable para la condición humana".
En caso de…
No tengo ninguna duda a la hora de defender que este tipo de ley debe conllevar regulaciones que restrinjan determinadas posibles situaciones: por ejemplo, la del preadolescente de doce años que quiere quitarse la vida porque su compañero o compañera de juegos se “ha ido con otro”. Por poner un ejemplo extremo.
Pero, en el otro extremo. está quien es lo suficientemente maduro como para elegir sus gobernantes, comprometerse con una hipoteca por muchos años y trabajar duro en su empleo-dedicación,… y no le duele nada. Sólo está harto. Sólo piensa que no le queda nada interesante por vivir.
Para que te ayuden a morir va a ser necesario, repito “padecer enfermedad incurable, no de muerte inmediata, que resulte insoportable para la condición humana".
¿Hay algo insoportable para la condición humana? O, ¿sólo hay quejicas que cuando les duele a ellos no aguantan nada?. ¿Quién medirá la intensidad del dolor? ¿Cuándo el dolor empieza a ser insoportable?
¿Lo medirán los médicos?, ¿crearemos un nuevo funcionario para estos menesteres?
Y, mientras, mi vida una vez más en manos de otros, no en las mías. Mi vida no va a ser mía ni siquiera para abandonarla.
¿Me había hecho demasiadas ilusiones?
Mientras tanto, y algo tiene que ver:
- En España se producen 10 suicidios al día,  uno cada 2,5 horas. Más de 3.500 al año
- En España fallecen por suicidio el doble de personas que por accidentes de tráfico, 11 veces más que por homicidios y 80 veces más que por violencia de género.
- Los expertos calculan que más de 8.000 personas intentan quitarse la vida cada año
(Son Datos del Instituto de Estadística recogidos por El Confidencial: 09/09/2019)

domingo, 16 de febrero de 2020

Nadie duerme


Escribí en octubre del 16 en este blog sobre la primera novela de Barbijaputa y acabo de leer la segunda: “Nadie duerme”.
En Eare (país de ficción) ha ganado las elecciones y formado gobierno un partido totalitario y fascista, el TOTUM. No tarda en instalar una dictadura en la que se prohíben todas las libertades y se ilegalizan los partidos, sindicatos, y movimientos de izquierda. Todos ellos serán perseguidos.
Lo mismo le ocurrirá a cualquier atisbo de feminismo.
Pero, surge un grupo terrorista de mujeres, el FFR (frente feminista revolucionario), dispuesto a tomarse la justicia por su mano y comienza a asesinar a maltratadores de mujeres,  que han sido “perdonados” por la justicia y a jueces que redujeron sus condenas y les liberaron de la cárcel.

(¿Nada que no conozcamos?)

“Nadie duerme” es una novela ligera, sin profundizaciones teóricas ni sociológicas ni políticas. A  este respecto “hace aguas“ por muchos lados. Pero no importa, creo. No estamos ante un tratado de política, sino ante una novela.
Quizás precisamente por eso, se lee muy bien, engancha desde el principio, mantiene el suspense y sus páginas pasan volando.
Es “curiosa” en su planteamiento (y en su resolución, que no destriparé). Y, aunque no me ha parecido ninguna maravilla literaria, pienso que está suficientemente bien escrita.

miércoles, 5 de febrero de 2020

El honor es una mortaja


Antes de las novelas comentadas en este blog (“Justo” y “Soledad”), Carlos Bassas del Rey ya llevaba escritas varias novelas negras y había dado vida a su detective: el inspector Herodoto Corominas.

Esta novela es la primera de la serie del citado inspector

Tiene bastantes puntos en común con “Justo”, aunque a mí me ha parecido menos brillante, menos densa y de menor calidad literaria. Lo que sólo significa que la estoy comparando con una gran novela. Porque estamos ante una novela más que digna, con ritmo rápido, que te engancha y que va a plantear, una vez más, uno de los dilemas éticos más presentes en la novela negra: ¿venganza por la ofensa que se me ha hecho (nada menos que matar a mi mujer y a mi hijo)? ¿restitución, recuperación del honor, sabiendo que “El honor es una mortaja” (titulo de la novela)?; o ¿sólo hay justicia si uno se la toma por su propia mano?. y  “en esta vida hay cosas que tienes que hacer y punto”.

Porque, otra vez “una vez más”,  “ni la policía ni los jueces están para impartir justicia. Sólo estamos aquí para hacer cumplir la ley. Y, como ya sabes, en demasiados casos la ley tiene poco que ver con la justicia”, tal como el inspector adoctrina a su subordinado.

 El protagonista lo tiene muy claro: ¿venganza, honor, justicia? El se irá cargando a quienes han destrozado su vida, para que esta vez no suceda aquello de que “Los ricos son como los gatos: da igual la altura, siempre caen de pie.”

Os invito a leerla.