jueves, 23 de diciembre de 2021

Carlos Bassas del Rey

 Las dos novelas que comento a continuación son, respectivamente la segunda y la tercera entrega de la serie sobre el inspector Herodoto Corominas, que escribe Carlos Bassas del Rey.

Empiezo por decir que yo las he leído en desorden y que en este caso (y en el de la mayoría de las series que tienen como protagonista un mismo inspector o inspectora) resulta interesante mantener el orden en que fueron escritas, porque, si bien ello no influye apenas en el desarrollo de la trama, de la investigación propiamente dicha, sí ayuda a ver la evolución del protagonista y de sus allegados (cónyuge, hijos, amigos, …), así como de las relaciones que se van estableciendo o rompiendo entre ellos.

“Siempre pagan los mismos”,


Ya desde su comienzo, y sin pudor alguno, se plantea la importante cuestión que recorre toda la novela, sin que la trama propiamente dicha importe mucho.

¿Qué es un policía? ¿Qué es la policía?: ¿es un instrumento servil de los poderosos para guardar el orden y mantener a raya a los no poderosos o, en palabras del inspector (ya cuando la novela está por acabar) [está el] “Cuerpo nacional de Policía, siempre dispuesto al servicio de España, protector del ciudadano, de la paz y de nuestra democracia”? ¿Es el que va a defender al desahuciado o es el que ejecuta el desahucio y dispersa al vecindario que protesta?

A la novela, a veces se le escapa ese machismo sutil que muy a menudo ha impregnado el género negro: “Sus facciones eran suaves y atractivas, en especial sus ojos negros, y su boca parecía una golosina brillante por efecto del pintalabios. Era una boca excepcional. Rotunda. Densa y carnosa, pero liviana y esponjosa, a la vez”. Ninguna descripción que se le acerque para hablar de un hombre.

  Y una frase de la mujer del inspector (que sí defiende a la desahuciada): “Discrepar? ¿Desde cuándo ha tenido el hombre derecho a eso? – exclamó Laura, sarcástica-. Cuando a uno le da por tener criterio propio, cariño, no le sirves a nadie”.

 

“Mal trago”

Hay una cita de Salvador Espriu que se repite en la novela:

                                        Cada mañana contemplo

                                       dos pies de vencido

                                       dentro de zapatos que ríen.

“Mal trago” es una novela dura, muy dura.

Con un crimen por medio.

Pero la novela habla de la familia, de los hijos, de los amigos, de cómo se van yendo. Habla de la difícil posición del cónyuge, del padre, del amigo. De cómo te vas sintiendo solo, perdido en tu propia historia.

Posiblemente exagerada en algunos (varios) momentos, excesiva en su tono dramático

Y es una novela negra. Negra de las que dan por hecho (ya ni siquiera lo plantean) que la justicia no está para hacer Justicia; de las que saben que quien tiene el dinero tiene el poder y que su impunidad sólo la quebrará la pérdida del dinero.

Es una novela de las que plantean otras formas de castigar el crimen, cuando la justicia no va a llegar, cuando el criminal no provoca ni la menor empatía del lector.

“Mal trago” es una novela dura, muy dura.

Y las dos están muy bien escritas. Por ello se leen de una tirada, resultan atrayentes y bonitas.

jueves, 9 de diciembre de 2021

Los últimos románticos

 


Leer a Txani Rodríguez venía siendo algo así como obligado. Por la localización geográfica de su lugar de escritura, porque leo, a menudo, sus columnas en la prensa y por su premio literario en Euskadi.

Así que me he embarcado en su “Los últimos románticos”.

Me parece importante comenzar señalando que me ha parecido una novela irregular, una novela que aúna partes escritas con una prosa más que bonita y partes muy vulgares.

Tratándose de una novela sobre los últimos románticos no podía dejar de ser una historia extraña, rara, por su excepcionalidad, porque cuenta sobre algo que según el título ya casi no existe.

¿Es una denuncia crítica de la sociedad? Hay en su novela más de un detalle que hacia ello apunta: los malos tratos infligidos a las mujeres, el profundo desarraigo de los trabajadores que asisten al cierre de sus empresas, el mal estado de los elementos comunitarios de la ciudad,…

Pero, en medio de todo ello, haciendo honor al título, el romanticismo amoroso (victorioso) de una mujer y de un hombre (o, quizás, una voz).

Y en medio de todo ello asuntos tan interesantes como el fuego revolucionario y purificador; el viaje, desnuda de equipaje (que diría Machado); la soledad; la noche;…

No es ni una lectura ni una novela desaprovechada.