lunes, 22 de septiembre de 2014

Intemperie ... y más

No estamos de suerte los lectores o no escogemos bien. Hay mucho dónde, pero no sé si cada vez hay más gente escribiendo sin nada que decir (o muy poco) o cada vez es más difícil encontrar quien te asesore. O quizás yo me voy haciendo más exigente.
El caso es que después de dejar por el camino dos novelas (“Por si se va la luz”, de Moreno Lara y “El duelo y la fiesta” de Jenn Díaz) me tuve que decantar por ir a lo seguro: Luis Gutiérrez Maluenda (“Putas, diamantes y cante hondo”), una de esas novelas de detectives, donde no falta acción, intriga, mala uva, sonrisas, guiños al lector,… De esas novelas escritas correctamente que te permiten mantener engrasadas las pupilas a la espera de algo realmente bueno.

Eso bueno ha llegado con “Intemperie”, de Jesús Carrasco. Si queréis enteraros un poco más de lo que yo voy a contar aquí, vale con que leáis la contraportada del libro y que os creáis que lo que allí escriben es verdad, que esta vez no se trata de propaganda hueca.

Se trata de una novela dura. Ya desde el título y haciendo honor al propio título. Es una novela inteligente, bien escrita (muy bien) y de las que se leen en un par de sentadas. Es, sobre todo, una novela que, por su carácter metafórico, se convierte en enigmática, de esos enigmas que dejan mucho terreno abierto para que el lector se la piense y vaya rellenando los huecos abiertos. Es una novela que llama a que los lectores hablen de ella. De esas novelas que te gustaría recorrer en una tertulia.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Educantes y/o enseñadores

Es bastante frecuente últimamente que  por mi cabeza pasen planteamientos que llaman a acabar con este blog. Quizás para resurgir con otro. Pero con otro que ya no tenga que ver con la educación.
Todo lo que  resta de mi vida trascurrirá “después de haber educado en Otxarkoaga”. No me queda otra. Pero el peso de mi vida cada vez está menos pendiente de lo que ocurre en esa “parte del mundo”.
Bueno, eso aclarado, y para que mi blog siga haciendo referencia viva a su título, comentaré dos asuntos a la luz de lo leído, escuchado y visto estos días.
Felipe VI, el nuevo rey (si un rey puede ser nuevo a estas alturas de la historia), ha sido muy claro en el inicio del curso. La educación, ha dicho, siempre ha sido un instrumento de progreso. Bravo. Totalmente de acuerdo. Aunque la palabra “progreso” no deja de ser un término ideologizado, que esconde contenidos equívocos, tan diversos que con algunos de ellos estaría en absoluto desacuerdo.
¡Que de peleas, discusiones, luchas… para conseguir definiciones comunes de las palabras más sagradas!
Pero el rey ha seguido. Dice que la educación tiene hoy dos grandes problemas: el primero es el excesivo abandono escolar (así, sin entrar en las  razones, que eso ya no le toca a un rey) y el segundo su desfase respecto a las necesidades del mercado laboral (esto último él lo ha dicho de forma mucho más bonita: dificultades para la inserción laboral”).
O sea, que en último término es éste, el mercado laboral, quien viene a marcar las líneas de la educación (y, sin duda, del progreso)
No vayamos de ángeles. 14 ó 20 años de inmersión en el “sistema educativo” deben servir también para que un niño llegue a joven debidamente preparado para integrarse en el mundo adulto del trabajo, que deberá desempeñar hasta la jubilación.
Esto es lo que llamo “enseñanza”: proporcionar los instrumentos necesarios para participar en la vida laboral. Y utilizo esta palabra para distinguirla de la educación.
Uno educa acompañando a otros a buscar, inventar, crear un mundo donde ser (siendo) más libres, felices, solidarios,… y todas esas palabras que solemos decir, siempre en plural.
Si “enseñanza” y “educación” se producen en el mismo tiempo y lugar, miel sobre hojuelas. Si no, allá la posibilidad y el compromiso de cada uno para ser educador y/o enseñante.
Parados en un semáforo en rojo, esta misma tarde una madre se dirigía a su hijo así: “y a ti, ¿cuándo te empiezan a mandar deberes para casa?”. “Creo que el mes que viene”, respondía el hijo. Y el niño no tenía más de ¡seis años!.
Impresionante. A lo largo de mi vida he oído, discutido, rebatido, y tragado “miles” de (falsas) razones justificantes de los deberes en casa. Creo que, al final, sólo me ha quedado una pregunta: ¿tanto tiene que enseñar la Escuela que no le da tiempo en doce años, a razón de 30 horas semanales? (descontando las vacaciones, ya).
Porque lo que está muy claro es que los deberes para casa nada tienen que ver con la educación. ¿O sí? ¿Estarán educando a nuestros niños para que aprendan a meter horas extras, a encerrarse a solas con sus problemas, a no jugar, a llegar antes que los demás, a ser los más trabajadores = los mejores?

Posiblemente, la madre sólo buscaba que su hijo estuviese ocupado y la dejara en paz.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Un poco de política

Hace ya tanto tiempo que no aparece aquí ningún comentario político, que me voy a permitir tres.  Rapiditos, e incluso ligeros.
Ayer fue la diada, así que "además, estoy seguro de que los catalanes que quieren la independencia son una pequeña minoría", Vargas Llosa dixit.
No sé bien que pinta ese señor aquí,  pero,  si los que están con él piensan lo mismo,  ¿a qué se debe tanto follon para no dejar a los catalanes decir lo que piensan y quieren?  Jamás se me ocurriría poner una mordaza a quienes piensan como yo. Antes bien, al contrario, les regalaría un buen altavoz.
Y si, encima, se trata de un problema tan anticuado,  enconado y aburrido,  dejen (quienes pueden hacerlo) que los catalanes resuelvan el problema por la vía rápida.  Votan, dicen que no quieren la independencia y ya está.
Mi segundo comentario es para decirle a Pedro Sánchez que como siga así no va a contar conmigo,  ni aunque yo haga uso de un voto útil. Son las maneras,  los tics, los que le rodean,  las fachas que tiene (  no confundir lo de fachas con ninguna radicalidad de derechas).
Parece que no ha cambiado nada. Desde fuera, claro.  Pero es que la mayoría de los humanos estamos fuera.
Y una tercera proposición. Que las anteriores también lo han sido,  aunque no hechas directamente. A lo que vamos.  Como los madrileños van a volver a cometer la incomprensible tontería de elegir para alcalde(sa) al candidato del PP, hago votos para que el PP proponga para tal puesto a "la Espe". No va a ser peor y va a resultar mucho más divertido. Seguro.
Buen finde

martes, 9 de septiembre de 2014

Soy donde voy

Cuando escribo esto ha pasado ya una semana del nuevo curso. Así que los ánimos estarán más calmados y las susceptibilidades menos a flor de piel. Porque la verdad es que hablar de nuevo curso desde mi situación…como que no es muy apropiado.
Sin embargo, en septiembre siempre hay algo de eso. Es el ambiente que aprieta muy fuerte. ¿Nostalgia? Ninguna.
Comenzar un curso nuevo –recuerdo- traía consigo el reencuentro con muchos amigos y la construcción de nuevos planes, ilusiones, deseos para cumplir a lo largo de todo un año. Pero, ¿nostalgia? Ninguna.
Así que me situaré en el tiempo diciendo que ya hemos pasado la primera semana de septiembre y que el verano aún no ha acabado.
En este tiempo están pasando muchas cosas: el mundial de baloncesto, el ébola, del que ya poco se habla, el reinicio del curso político con todo el lío de la forma de elección de los alcaldes, las marrullerías del clan Pujol, el gran problema del Estado Islámico, …
Pero yo me voy a quedar con un “chascarrillo”. Me parece gracioso que a un hombre contratado como comentarista (speaker) lo destituyan por expresar en palabras aquellos deseos que quieren explotar en los espectadores, precisamente quienes lo han contratado y destituido.
Los que han metido a las “animadoras” en el mundo del basket, los que hoy les pagan sueldos miserables o juegan con sus fantasías, saben –lo sabemos todos- que ellas no están ahí por nada que tenga que ver con el baloncesto, sino con la atracción de sus físicos. Por eso las dejan estar y exhibir sus cualidades.
Alguno dirá que son ya una tradición en el mundo del baloncesto. Pues bien, las tradiciones están para algo es para hacernos saber quiénes somos, de dónde venimos, y para luego romperlas para empezar a ser más iguales. Veremos qué pasa con el mundial femenino que está a la vuelta.
“Los Andariegos” fueron un grupo de cantantes sudamericanos del estilo de aquellos que conocimos y seguimos en los 60-70. Los he descubierto en una de esas “razias” por la red. A ellos les he oído hoy cantar: “soy donde voy”.

Claro que hay muchos que prefieren ser de donde vienen. ¿Tan buena sería su cuna?

Última hora: ¡ánimo Otxartabe!