En algunas
ocasiones, cuando sé que tengo que escribir en mi blog sobre una novela, a
media lectura, me voy a Internet a ver qué dicen otros de ella. Y esta vez, en
ese recorrido encontré dos reseñas de las que os dejo un par de cosas.
Lourdes
Ventura, en El Cultural del 26 de abril de 2021 (“El anómalo mundo de Hervé Le
Tellier”en https://elcultural.com/el-anomalo-mundo-de-herve-le-tellier)
decía:
“La trama: en junio de 2021 un Boeing 787 de Air France, ruta
París-Nueva York, que acaba de salvarse tras un fuerte tornado de granizo, será
desviado de su aterrizaje en el aeropuerto Kennedy, y obligado a tomar tierra
en la base militar Fort MacGuire, por orden del Pentágono. ¿Quiénes son los
243 pasajeros, réplica exacta de otros seres que aterrizaron en Nueva York tres
meses antes, en el mismo avión 006 de Air France, pilotado por el mismo
capitán? Los científicos, los servicios secretos, las jerarquías de varias
religiones y los presidentes de tres países se enredarán en conjeturas
descabelladas”.
“Le Tellier lanza su imaginación desbocada y trata de
verificar la historia con lógica científica, teorías de las probabilidades y
universos paralelos. El resultado es de una verosimilitud que se nos
escapa, pero quedamos atrapados en el mundo laberíntico propuesto”.
“Esta ficción ambiciosa alterna hechos triviales de vidas cotidianas
con un thriller político y reflexiones propias de las distopías de mundos
futuros. Algunas preguntas esenciales surgen de esta novela: ¿y si me
encuentro con un “yo”, exacto doble de mí mismo, al que puedo ver desde
fuera, frente a mí, con sus virtudes y sus decisiones erróneas, idénticas a las
mías? Se apuntan algunos demonios de las sociedades: la realidad fantasmagórica
de internet, el acoso machista, las decepciones amorosas, la violencia, o la
manipulación de la alta política.”
Y en “La
Razón” del 16-04-2021 el autor le respondía a Víctor Fernández lo siguiente:
“Me siento feliz por el hecho de que “La anomalía” no se inscriba dentro de
ningún esquema preestablecido y, de hecho, dicen que se la puede clasificar
dentro de las novelas inclasificables.”
Ya para
entonces había leído en la propia novela:
“En nuestra hipótesis ocurre lo contrario: no somos seres reales.
Creemos ser seres reales cuando no somos más que programas. Programas muy
evolucionados, pero programas al fin y al cabo. […] los “humanos simulados” no
encontrarían ninguna anomalía en su entorno vital, tendrían sus propias casas,
sus propios coches, sus propios perros y, ya puestos, sus propios ordenadores.”
“Lo cierto es que en pocas horas, el mundo entra en un vacío de
sentido”.
Publicada
en 2020, la acción trascurre en el año 2021. Tiene como dos partes bastante
diferenciadas: la que ocurre antes de que nosotros sepamos que un avión va a aterrizar
dos veces con tres meses de diferencia y la que desarrolla los encuentros entre
dos pasajeros que son el mismo pasajero, uno de los cuales ha vivido ya tres
meses más que el otro (que es él mismo).
La primera
parte, en cuanto te engancha, va como una bala; sin que te pares. La segunda es
un poco más costosa, quizás está peor elaborada, quizás alguna de las
situaciones concretas decepcionan un poco, quizás todos los pasajeros no puedan
dar el mismo juego. Quizás a uno le hubiera gustado ver en esa situación a
otros personajes. De cualquier forma, la segunda parte me ha gustado menos.
La novela
resulta muy interesante y, a la vez, desasosiega. Pero, claro, hoy me atrevo a
decir que sólo en el desasosiego hay conocimiento. Mañana es posible que diga
que sólo lo hay en la paz.
Hay novelas
que piden segundas lecturas. Por la cantidad de preguntas que desencadenan.
Esta es una de ellas.
¿Y si fuera
verdad que no somos más que uno de los posibles resultados de un programa?