domingo, 28 de julio de 2019

Justo


Justo es eso: un justo, justiciero, al que “se le va la olla” (o no; mejor, no) tanto que hace justicia, precisamente entre los “funcionarios” de la Justicia, que nada hacen para que ésta sea una realidad, antes bien se aprovechan de su situación para hacer “de su capa un sayo”.
Eso sí, enriqueciéndose más allá de cualquier límite justo, violando, robando, especulando, traficando,….
Justo es un “tzadik”, “el que barre la mierda de Dios” , citando el final de la novela.
“Justo” es una novela de Carlos Bassas del Rey, publicada en el 2018 y premio Hammett de novela negra de este último año.
“Justo” es una gran novela. Negra, muy negra. Con un protagonista duro, eficaz, directo y viejo. Es una de esas novelas en las que el justiciero empatiza con el lector (o a la inversa) y en las que los métodos parecen justificados, más allá, mucho más allá, de esa legalidad, que poco tiene que ver con la justicia.
Es una novela para leer, para comentar, para disfrutar y, a ratos, para regodearse en ella.
No os la perdáis… que, además, es cortita y se lee en un voleo.

viernes, 26 de julio de 2019

Decepcionado, no. Lo siguiente


Diga lo que diga aquí de lo que sucedió ayer, alguien me va a indicar “bueno, las cosas no son tan simples”.
Exprese la opinión que exprese de lo que sucedió ayer, alguien va a replicar “bueno, todo es un poco más complejo que como tú lo expresas”.
Así que a ver si digo algo sencillito. Aunque no debe ser así, porque me voy a repetir y los que tienen que entender no lo hacen. Muchos han dicho ya esto que voy a decir y mejor dicho, con más claridad y precisión.
El voto que aquel ya lejanísimo 28-a regalé al PSOE, lo tiré a la basura. El voto que le diste a UP lo tiraste a la basura. Mi voto a UP se fue a la basura y tu voto al PSOE también. Porque, ahora ya, ¿qué importa a quién se lo dimos si su destino final era la basura?
Y ayer se fue a la basura, con ellos, la ilusión (¿de ilusos?) que se generó aquel ya lejanísimo 28-a. Porque no sirvieron de nada.
Oído ayer en el Congreso (de esos señores que tienen la suerte de llevar cobrando – y bien – tres meses, sin haber hecho nada… antes de coger vacaciones), aunque no de forma literal: “están ustedes creando abstencionistas radicales y propagandistas “.
¿Por qué no le dejé seguir viviendo a mi abstención aquel día?
Volveré a hacer mía una frase que leí allá por los años 80 (del siglo pasado, sí), escrita en una revista que se llamaba Bicicleta y que decía (más o menos): “Pasa la voz compañero: es tiempo de abstención”
Decepcionado, no. Lo siguiente

jueves, 18 de julio de 2019

“El sueño de la razón”


Acabo de leer la última novela publicada de Berna González Harbour. Como no podía ser menos, “El sueño de la razón” es una novela extraña.
Bueno no estoy nada seguro de que esa sea la palabra correcta, la mejor para definir lo leído.
Vaya por delante mi recomendación de que la leáis. Esta vez creo que es una novela menos “rápida”, más tranquila, más “pausada”. Suelo decir que las novelas de B.G.H. son adictivas, en el sentido de que el desarrollo casi te impide dejarla para seguir mañana. Casi te lleva en volandas sin tiempo para la reflexión.
No me ha pasado así con ésta. Se lee muy fácil y siempre mantiene un cierto suspense, pero he tenido la impresión de que estaba como más “medido”, que daba más tiempo a respirar, a “aburrirte” en alguna página, que, de vez en cuando, te pide sin excusas que pares y pienses.
María Ruiz, la comisaria de la policía, se enfrenta aquí a un loco que pretende recrear algunos cuadros de Goya, con la salvedad de que la pintura se convierte en performance y ésta acaba en asesinato.
Como en todas las buenas series de detectives, es María la que engancha esta novela con la anterior y la que deja, descaradamente, abierta la próxima, que ya esperamos.

Como buena novela negra algunos rasgos de nuestra sociedad:
Nos encontramos con “una generación sin hipoteca ni plaza de parking, sin número en la cola, sin sitio en el futuro, sin oportunidad”.
Y no os perdáis este texto, lleno de la actualidad más rabiosa, esa que nos amenaza con nuevas elecciones y la posibilidad de volver a caer en un gobierno de derechas, al que le ha brotado un apéndice de la mayor de las barbaries, de la menor razón, del más grande insulto a la inteligencia:
“Sin duda debió ser atroz para Goya haber participado en la ilusión de una apertura, de una modernización que iba a traer raciocinio, mayor libertad y luz sobre la verdad para acabar sucumbiendo en una guerra de destrucción mutua asegurada, que mientras expulsaba al invasor devolvía el poder a los peores representantes de la oscuridad. España volvía a quedar sumida en las sombras, era una historia repetida. Había ocurrido en 1814, en 1936 y a ratos volvían a refulgir señales desalentadoras en pleno siglo XXI. Los españoles se tragaban hoy la basura mediática con las mismas muecas de divertimento con que aquellos grabados celebraban el desprecio al diferente y la ignorancia.”
Se me ocurren algunos pensamientos malévolos para conectar con aquella voluntad de cambio que ilusionó cuando pareció plasmarse en un grupo-partido político, que ha perdido mucha, mucha razón.
A leer.


Andrea Camilleri


Ha muerto Andrea Camilleri.
La noticia está siendo tan comentada en toda la prensa que nada os costará encontrar  lo que queráis saber de su personalidad, sus escritos, sus posturas vitales…
Camilleri era un habitual de mis lecturas. También lo fue en este blog. Aquí, sin embargo, dos veces anuncié que me retiraba (con dolor) de entre sus lectores y, ahora, por segunda vez corrijo mi opinión.
Esta vez para deciros que mi homenaje a Camilleri consistirá en la lectura de su última novela con Montalbano de protagonista. Creo que se lo debo y que no hay mejor homenaje a un escritor que leer lo que ha escrito.
Camilleri ha muerto. ¡¡¡Larga vida a la novela negra!!!

jueves, 4 de julio de 2019

Carta, con retraso, a un edil socialista



Es verdad que mi jeta es grande. ¡Escribirte una carta! Yo, que ni siquiera te he votado.
Pero, como estoy en mi blog y tú, más o menos, eres ya una figura pública, en buena medida intercambiable (sólo políticamente hablando, claro, porque mi respeto por ti no lo voy a perder de ninguna manera. Que ya no es tiempo de perder nada de lo bueno que me queda), decía que como estoy en mi blog y tú eres una figura pública, nadie ni nada me impide tener una gran jeta. Al fin y al cabo, en mi blog cualquiera tiene espacio libre para contestar o para opinar.
Si hubieras sido cabeza de lista, te hubiera votado. Mira por dónde. Pero el que llevabais me parece tan poco elegible…
A ti sí te hubiera votado. Por dos cosas: porque tienes aire de ser honrado, de no buscar la silla, el sueldo, la pensión; y porque te has currado la calle, una calle de barrio, de barrio en las afueras, una calle de desfavorecidos, una de esas calles en las que vive la gente con la que yo intenté no hace mucho ser educador.
Y por una tercera razón: porque te conoce gente a la que yo conozco y a la que hemos tenido, tú y yo, como compañeros de intereses, de pensamientos, de alguna lucha que otra. Aunque tú y yo no hayamos coincidido mucho.
Pero, ahora, por arte de birlibirloque, o sea por arte de una forma de practicar la política que tú (todavía) y yo sabemos a quién favorece, te conviertes en edil de no sé qué cosa, es decir en edil de cualquier calle, no de ésta que conocíamos. Te vas de ese barrio, no sé a dónde. Aunque no quieras creértelo. Así te lo están montando.
Supongo que intentarás torearlo, que querrás practicar otro tipo de política, etc., etc. Todas esas cosas que uno se dice cuando empieza algo. Que todos nos hemos dicho. Y me da miedo, un miedo…
Y cuando me he enterado de lo que, oficialmente, ahora vas a cobrar…
Miedo, sí, miedo, pero también esperanza porque, de otro modo, no hubiera escrito esta carta –con retraso- a un edil socialista, no a cualquiera.

Belleza roja


Varios reportajes de esos que ahora abundan, del estilo de “Las 15 (ó 10 ó 12) novelas negras que no debes dejar de leer este verano (o este año, o estas navidades,…)” me habían puesto sobre la pista de “Belleza roja”, de Arantza Portabales (nacida en Donosti, aunque gallega) y pronto bautizada como “la nueva dama de la novela negra española”
Apabulla un poco de entrada encontrar que de 8 personajes (6 sospechosos del crimen y dos investigadores) nadie haya tenido una vida “normal”, “corriente”, vamos, como la tuya o la mía. Todos esconden violencia, muerte, abusos, “locura”, … Quizás sea que sólo así se puede ser personaje de una ficción literaria. Pero es que son prácticamente todos los que aparecen.
Ya el ambiente (de familia rica, de la alta burguesía) en el que discurre la novela me puso alerta. Luego, la ausencia casi total de contexto social, político, económico, …. Y seguí con su lectura pensando en esos relatos que esconden muy bien el resultado del puzle que dará con el asesino y que te mantienen en vilo hasta el final.
Pero es que a la novela, para mi gusto, le sobran historias periféricas, historias que nada aportan al asunto policial, a la investigación, a su desarrollo. Son historias románticas, llenas de esa pseudo-psicología popular capaz de explicarnos quién es el personaje a partir de un par de datos, casi insignificantes. Son historias que más parecen estar como gancho para el lector de bestsellers que para el de novelas policiales.
Esta vez, lo confieso, los “cronistas de libros” me han equivocado.