viernes, 26 de julio de 2019

Decepcionado, no. Lo siguiente


Diga lo que diga aquí de lo que sucedió ayer, alguien me va a indicar “bueno, las cosas no son tan simples”.
Exprese la opinión que exprese de lo que sucedió ayer, alguien va a replicar “bueno, todo es un poco más complejo que como tú lo expresas”.
Así que a ver si digo algo sencillito. Aunque no debe ser así, porque me voy a repetir y los que tienen que entender no lo hacen. Muchos han dicho ya esto que voy a decir y mejor dicho, con más claridad y precisión.
El voto que aquel ya lejanísimo 28-a regalé al PSOE, lo tiré a la basura. El voto que le diste a UP lo tiraste a la basura. Mi voto a UP se fue a la basura y tu voto al PSOE también. Porque, ahora ya, ¿qué importa a quién se lo dimos si su destino final era la basura?
Y ayer se fue a la basura, con ellos, la ilusión (¿de ilusos?) que se generó aquel ya lejanísimo 28-a. Porque no sirvieron de nada.
Oído ayer en el Congreso (de esos señores que tienen la suerte de llevar cobrando – y bien – tres meses, sin haber hecho nada… antes de coger vacaciones), aunque no de forma literal: “están ustedes creando abstencionistas radicales y propagandistas “.
¿Por qué no le dejé seguir viviendo a mi abstención aquel día?
Volveré a hacer mía una frase que leí allá por los años 80 (del siglo pasado, sí), escrita en una revista que se llamaba Bicicleta y que decía (más o menos): “Pasa la voz compañero: es tiempo de abstención”
Decepcionado, no. Lo siguiente

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