domingo, 29 de septiembre de 2013

Picotazos a la realidad

En el pueblo también hay fiestas. Nada de tonterías: el Programa Oficial de Fiestas comienza el domingo 29 de septiembre y finaliza el domingo 27 de octubre. ¿Quiere más carnaza la sra. Merkel?  En ese espacio de tiempo cuento hasta trece días con alguna actividad festiva.
Así que la Calle Mayor ya se ha poblado de banderas. Nada distinto. Sólo los colores resultan diferentes.
Trascribo textualmente el comienzo de las fiestas el 5 de octubre:

18:00 h. SOLEMNES VÍSPERAS Y OFRENDA FLORAL a Ntra. Sra. Del Rosario por…
20:00 h. RECIBIMIENTO DE LAS AUTORIDADES Y DEL PREGONERO […]: IZADO DE BANDERAS, HIMNO NACIONAL, PROCLAMACIÓN DE DAMAS, LECTURA DEL PREGÓN, SALUDO DEL ALCALDE.
Y sigue.
Es evidente que el nacionalismo es un fenómeno muy extendido. ¿Será universal? Creo que también es evidente que el único nacionalismo “peligroso” es el del otro.
Y un comentario más. Quizás los más antiguos del lugar podamos percibir la persistencia de un cierto tufillo a aquello que dio en llamarse nacional-catolicismo y que, quizás antes de tiempo, pensábamos desarraigado. ¿Será porque también aquí manda el PP o estará más enraizado de lo que creíamos?
Acabo de subir una entrada sobre “Pan, educación, libertad” de P. Márkaris. En la novela se desmitifica a la llamada “generación de la Politécnica”, un grupo de luchadores anti-fascistas que se encerraron en la Universidad Politécnica de Atenas durante la Dictadura de los Coroneles y fueron duramente reprimidos. Alguno de ellos, acabada la Dictadura, se convirtió en un personaje poderoso (en el ámbito de la empresa, de la universidad o del sindicalismo) y utilizaron su poder para extorsionar a quienes no eran de su cuerda y a enriquecerse desde sus puestos privilegiados. Nada que ver con nuestro país.
El recreo de Felipe. El expresidente se ha comprado una finca en Guadalupe” , dice hoy El Correo.
¿O sí?

Feliz semana a todos.

Pan, educación, libertad

“Pan, educación, libertad” no es ni la mejor novela de la trilogía sobre la crisis griega, ni, por supuesto, lo mejor que he leído de Petros Márkaris. Quizás porque no hay una correspondencia clara entre el momento socio-económico-político en el que se desenvuelve y los hechos que servirían para denunciar ese contexto.
Estamos ya en el 2014, Grecia ha salido del euro y ha vuelto al dracma, la crisis se ha agudizado, llevando consigo cada día mayores dificultades incluso para comer,… Pero ahí se acaba toda referencia a un futuro inmediato, la “utopía negativa” (como sigamos por aquí, vamos a acabar ahí) que hubiera servido en la ficción para leer el momento actual, se esfuma y toda la narración podría haber sucedido dos años antes. Me parece a mí que, si una novela negra apuesta por un tiempo futuro es para iluminar el presente, pero desde aquel punto del tiempo. La posible correspondencia queda, en la novela, muy forzada, y se nota.
Y todo lo demás que dijera serían de nuevo elogios. Márkaris es un autor que, mientras no me demuestre lo contrario, estará en el ranking de mis lecturas preferidas. Cada vez que escriba. Si alguien desea aficionarse a la novela negra, aquí tiene un buen comienzo: Kostas Jaritos, el policía, no le defraudará.
No voy a decir ni a contar nada más de “Pan, educación, libertad”. En la Red podéis inflaros a leer cosas sobre ella, o sobre su autor. Como siempre, si vais a hacerlo, os recomendaré www.negraycriminal.com. Sólo una cosa: de nuevo el mismo sentimiento: los asesinados habían merecido que alguien los quitase de en medio, que alguien los ejecutase. Y ese alguien de ningún modo iba a ser la justicia legal. De nuevo, el asesino nos resulta más simpático que los asesinados.
Ésta es una novela que tengo en papel. Ya sé que es mucho más incómoda de leer, pero, como a Márkaris no lo voy a piratear (ni a Leonardo Padura, mi próxima lectura) (cosas de la nostalgia), os comunico que si alguno tiene dificultades (económicas) para hacerse con ella, yo la puedo prestar. Creo que es lo más parecido a el P2P.

Cuando apenas me quedaban las últimas 40 páginas por leer y yo ya había empezado a escribir esto que ahora leéis, la prensa publicaba una noticia que, de alguna manera, “trasformaba” la actualidad de mi lectura y que os resumo desde la web de 20minutos.es:

“El Defensor del Pueblo de Grecia implica a policías y Guardia Costera en ataques racistas.

La Oficina del Defensor del Pueblo de Grecia publicó hoy un informe sobre el aumento de la violencia racista durante el pasado año en el que implica a policías, Guardia Costera y militantes del partido neonazi Amanecer Dorado en agresiones de carácter xenófobo. Estos casos son solo la punta del iceberg. Durante el periodo cubierto por el informe —de enero de 2012 a abril de 2013— se registraron cuatro muertos y 400 heridos en estos ataques racistas.
En varias ocasiones, destaca el informe, había agentes de Policía presentes en el momento de las agresiones y no intervinieron, o lo hicieron para arrestar a las víctimas. El lunes, por orden del Ministerio de Orden Público, se inició una "amplia investigación" para esclarecer los presuntos lazos entre militantes de Amanecer Dorado y agentes de Policía. Desde entonces, una veintena de oficiales y altos cargos del cuerpo han sido relevados de sus responsabilidades, dimitido o suspendidos de empleo.”

Dos días después, la prensa se había eco de la detención del líder del partido neonazi y algunos de los parlamentarios pertenecientes a este partido.

Y acabo dejándoos un par de textos de la novela:
“A no ser que consideremos terrorismo blanco las continuas amenazas de nuevos recortes de los sueldos, de las pensiones y de las pagas extra. Ésta es nuestra versión del terrorismo blanco, el que practica la clase burguesa dominante a través de los organismos del Estado”

“En estos tiempos, las personas de mi posición económica han convertido sus automóviles en bienes inmuebles. No los mueven de donde están aparcados. Yo soy de los pocos que todavía usan el coche para desplazarse. No me extrañaría que Hacienda me abriera una inspección, convencida de que dispongo de recursos ocultos para llenar el depósito”.

martes, 24 de septiembre de 2013

Donosti

Rafael Amor, en el último paseo, cantaba así:
“En el camino aprendí
Que la ternura no es doblez,
Ni vulgar la sencillez

Ni lo solemne verdad”
Y, de manera mucho más desafortunada, dice Rubalcaba que si él fuera el rey se habría operado en un hospital público. ¡Socialismo! Lo menos que se podía esperar de él, en caso de que fuera el rey, sería que proclamara la Tercera República y se fuera al exilio,,, después de dejar los euros aquí. O, al menos, que se jubilara.
Hablando de jubilados, hoy he aprovechado mis prerrogativas y por el módico precio de 56 céntimos de euro, con el único agravante de que el viaje ha durado casi tres horas (en cada uno de los sentidos) me he ido a Donosti, bien acompañado.
Ha sido un día estupendo: festival de cine (aunque no hemos pillado ni a un solo actor o actriz, sol, bonitas vistas por doquier, buena conversación, … y un montón de encantos que tiene Donosti. Habrá que repetir. Os dejo unas fotos





miércoles, 18 de septiembre de 2013

"El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas"

Hubo una época en mi vida en la que leí bastante ciencia ficción (s-f). Eran los tiempos de Asimov, de Bradbury, de Philip K. Dick y sus androides y ovejas eléctricas (“Blade Runner”, en el cine) de Arthur Clarke, Aldous Huxley, Orwell, H.G. Wells, y algunos otros.
Creo que la literatura no hay otro género que se aproxime tanto a la novela negra como la s-f. La s-f es otra manera de encarar los problemas de la actualidad y algunos temas de hondo calado filosófico.
Sobre todo, dos grandes temas: el de los universos paralelos y el del tiempo.
Ahora, en este mismo instante, mientras escribo esta entrada de mi blog, ¿me encuentro en el único mundo “real”?; ¿no hay más realidad que ésta? o ¿quizás existen “dimensiones paralelas” en las que yo mismo estoy viviendo otras vidas reales?; ¿sueño cuando digo que estoy soñando, o estoy escribiendo en un sueño del que despertaré y que me abandonará en ese momento?
Y el tiempo, ¿es lineal o circular?, ¿puedo volver al pasado y cambiarlo para hacer que sea distinto este presente desde el que vuelvo?; ¿cuando lo haya cambiado, llegaré a una realidad desde la que no sea posible el retorno al pasado?. (Es el tema de Robocop?)
Haruki Murakami me ha llevado otra vez al recuerdo de todos estos temas. Creo que “El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas” es una historia fundamentalmente de s-f, una historia (¿o dos?) que se sigue con interés, que está narrada con un estilo propio de las novelas de aventuras, que engancha y que, por momentos, fascina.

Entiendo que no es una novela para “leer en el metro”. Puedo decir, sin rubor, que yo ya la dejé (seguro que porque se me caía de las manos) en una ocasión y que esta era la segunda vez que le hincaba el diente.
Es una novela larga y, a veces, difícil. Allí donde quiere explicar “científicamente” la ficción (como toda novela de s-f) se vuelve complicada y, supongo, discutible. Pero esa es la parte menos importante. Siempre lo ha sido, desde un punto de vista literario. No importa nada a la historia, si ese proceso científico es posible o no.
Os incluyo estos textos que no son míos, pero me parecen interesantes de leer.
Tomado de la solapa:
“Novela aderezada con imaginativas tramas y personajes excéntricos, destila un lirismo contenido y un sutil sentido del humor. […] Combina cyberpunk, novela negra, relato fantástico y reflexión moral a un ritmo trepidante, para devolvernos a un mundo de desolación, ternura e identidades ambiguas”.
Algunos textos entresacados de la novela:
“Recuerda bien lo que voy a decirte: lo que puedan enseñarte los demás acaba en sí mismo, lo que aprendes por tu propia cuenta forma parte de ti”
Qué metáfora para hablar de esos momentos en los que repetimos, por moda, situaciones del pasado (por ejemplo, esta vuelta a la iconografía del Ché)
“En aquella época, todo el mundo llevaba el pelo largo, los zapatos sucios, escuchaba rock psicodélico, llevaba una chaqueta de combate del ejército americano con el signo de la paz pegado a la espalda y se creía Peter Fonda. Vamos, una historia tan antigua que parecía que los dinosaurios fueran a aparecer en ella de un momento a otro”
“Tras devolverme el cambio, el dueño siguió desmontando la batidora. Había un montón de tornillos, clasificados por tamaños, en unos pulcros platitos de color blanco. Allí colocados, los tornillos negros parecían realmente felices.

[…] Di vueltas a la idea de por qué los tornillos parecían tan felices dentro de los platitos. Quizás fuese porque habían dejado de formar parte de la batidora y habían recobrado su independencia como tornillos. O quizás fuese porque consideraban que, con aquellos platitos blancos, les había tocado en suerte un lugar magnífico. En todo caso, era muy agradable contemplar la felicidad ajena”.

Curiosidades (¿curiosidades?)

Es muy tarde. Algo más de medianoche. Pero tenía que acabar una maravillosa novela de Murakami antes de sentarme a escribir. No podía dejarla más tiempo.
Mañana os la contaré. Esta semana está siendo la “semana del libro en papel”. He leído una novela y me he comprado otras dos. Es que han publicado lo último de “mis” dos autores: Márkaris y Padura. Que son otra buenísima razón para acabar la que tenía entre manos y poder ponerme con ellos.
Hoy quería comentar una par de curiosidades (¿curiosidades?).
Esta tarde he hecho la matrícula para un curso de los que organiza el Ayuntamiento. Al terminar de hacerla –cómodamente en mi casa a través de la web- el programa te ofrece el abonaré que debes pagar. Hasta aquí todo correcto.
Luego viene lo curioso. ¿Curioso? A estas “alturas de la democracia” sólo se puede abonar en Kutxabank o en la BBK (o sea, lo mismo). Bueno, también puede pagarse vía on-line… siempre que cuentes con una tarjeta de la BBK.
Si usted no es cliente de la BBK, se la arregla como pueda. Y, por si usted no lo sabe, le informo (esto lo sé yo que lo sufro todos los meses, no lo dice la web de “mi” ayuntamiento) de que en Santutxu sólo puede hacerlo en una única sucursal y antes de las 10:30 de la mañana.
Gracias, “mi” ayuntamiento. Mañana madrugaré y haré cola (mucha cola, como siempre que hago una gestión en esa sucursal), sintiéndome un ciudadano querido y respetado por su ayuntamiento.

Más simpático resulta lo que sigue. También esta tarde me he puesto en contacto con Euskaltel (os recomiendo, si sois clientes, que lo hagáis un par de veces al año) para revisar mi contrato de teléfono, televisión e internet.
Resulta que mi contrato se correspondía con lo que yo necesitaba y no era interesante ningún cambio.
Pero, como he llamado y no había nada que arrascar en orden a aligerar mi factura, resulta que, amablemente, me han preguntado si quería que me regalaran durante seis meses el coste (2´5€) de la televisión básica. Pues, esta tarde he ahorrado 15€. Así, sin más. Lo curioso (¿curioso?)  es ese “ya que ha llamado usted…”


Volviendo al principio, los que estáis acostumbrados a leer libros en papel no os podéis hacer ni idea de lo que pesan y lo incómodos que son.

domingo, 15 de septiembre de 2013

El ¿último? chapuzón

 Afortunadamente, Noa parece haberse recuperado de su penúltimo achaque y eso le permitió disfrutar del ¿último? chapuzón de este verano, que parece que se va.


El río ayer por la tarde (escribo el sábado) estaba más bonito que lo que parece en las fotos. Y el agua, curiosamente, muy poco fría. Para bañarse.


Hoy comienza a calentarse el otoño, antes de que haya llegado. Por un lado, las noticias sobre las pensiones. El Gobierno ya ha decidido y, luego, llama al diálogo. Mal asunto. No sé cuánto poder adquisitivo voy a perder. De momento donde me pierdo es en los números y las declaraciones de unos y otros, pero algo me tocará perder (como a todas las personas honradas).
Y por otro lado, tambores de huelga en la educación concertada. O sea, en la que me pagaba hasta hace unos meses. Recuerdo muy bien todavía el coste de cada día de huelga. Para el huelguista, claro. Rondaba los 200 euros. Ninguna tontería. Nunca he sabido el coste económico que ese día podía tener para la patronal. Perdía prestigio, decían. Quizás eso se traducía en pérdida de alumnos, pensaba alguno. Largo me lo fiais, Sancho.

El caso es que no es ninguna nadería. Yo ya no estoy “en el ajo” y de ninguna manera me permitiré “dar un consejo”. Lo único que puedo hacer es ofreceros mi apoyo y mandaros un abrazo.

martes, 10 de septiembre de 2013

La santa cruz

Estamos ya a mediados de la segunda semana de septiembre. Las vacaciones de la mayoría de vosotros se habrán acabado, los niños, vuestros o ajenos, se habrán convertido en alumnos, el clima parece amenazar con un otoño inminente. En el aire esa amenaza de otoño caliente y, supongo, en lo cotidiano, los últimos, por ahora, recortes presupuestarios.
Estamos casi empezando el curso y ya huele a lo de siempre. Entre los EREs andaluces y los discos duros del “caradura ex-tesorero”, sin olvidar a la realeza y su familia, a algunos de los personajes de la “política nacionalista”;… con el asunto de Siria en el ese punto muerto, el de Egipto casi olvidado por la prensa;… Se extiende por doquier un fuerte a tufo a eso que todos sabemos y que no voy a nombrar.
Pero, mucho más cercanas dos reflexiones “domésticas”, o sea de cosecha propia, de la que no podéis leer en la prensa.
Casi ni veo el eurobasket. Me aburre, me ha aburrido lo que he visto hasta ahora. Selecciones nacionales que meten 5 puntos en un cuarto (10 minutos enteros), partidos que terminan con puntuaciones cercanas a los 40 puntos, tanteos que los comentaristas (¡Dios mío, qué horror!, ¡qué cosas tienen que decir!) tachan de minibasket,… defensas, defensas, defensas,… Miedo, miedo, miedo,… ¿Es verdad que los partidos se ganan desde la defensa? ¿Es verdad que para ganar hay que dejar al contrario un punto por debajo? Si ésta va a ser la filosofía para los próximos años, que me borren. Rebelémonos. Esta no es otra cosa que la traducción al deporte del miedo que nos embarga en la sociedad en la que estamos. El baloncesto no ha sido nunca así.
Queda tiempo. Sólo se ha jugado la primera fase.
Y una última cosa. En el pueblo la gente también se muere. Hoy hemos ido a la salida de un funeral. He entrado, después, en la iglesia y, aunque ya había estado antes, me he encontrado con un retablo presidido por una cruz desnuda. La iglesia se llama de la “Santa Cruz”. Y me ha dado por pensar en lo retorcido que puede ser nuestro pensamiento.
La cruz era un sistema de tortura de los romanos que terminaba, generalmente, con la muerte del crucificado. Era eso: un instrumento de tortura. ¿Alguien se atrevería a santificar el cadalso, la horca, el lanzamiento al espacio desde avión, la silla eléctrica, el garrote vil, el fusilamiento (“santa bala”), la guillotina, la paliza hasta la muerte,…?. Pues eso: qué capacidad tenemos para retorcer el pensamiento hasta límites increíbles.

Nos podemos creer cualquier cosa… excepto que nos bajan el sueldo (o la pensión) por nuestro bien.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Primer lunes de septiembre

Siria, no cabe duda, sigue siendo el tema más acuciante y más urgente del momento. Su inminente bombardeo por los sherifs de este mundo no tiene parangón con lo que nos pueda ocurrir por aquí.
Pero me vais a permitir que me olvide un poco de ellos, porque un día como hoy (primer lunes de septiembre) tiene muchas reminiscencias históricas. Recuerdos de la “vuelta a la normalidad”. La normalidad… Pobres de nosotros.
Así que podría contaros mi primer paseo del curso con el grupo de senderismo de los lunes: 14 kilómetros de agradable mañana desde Arminza a Plentzia. ¡Cómo os hubiera gustado!
Sin embargo, cuando he pensado en la normalidad hace un rato, me ha venido a la retina el último edificio nuevo, recién construido, que pude ver ayer en un paseo por Santutxu: han construido una escuela nueva, un edificio dónde sólo había una campa hace unos meses. ¡Qué maravilla!
No sé cuántas escuelas (edificios) públicas hay en este barrio, cerradas o infrautilizadas. Alguna, seguro. Pues han hecho una más. Que los niños ya no cabían, porque el índice de natalidad se ha disparado en este barrio, o porque los emigrantes no sabían dónde mandar a sus hijos.
No os lo creáis. Han sido presiones políticas satisfechas y no de los padres que luego terminan mandando sus chavales a la EPO. No, han sido otros los “presionantes” (¿o se dice los “presionadores”?). Y otra vez el dinero de mis impuestos tirado en el mismo agujero. Siempre me toca pagar.
Ya me tocó en mis años de trabajo: entonces construyeron un magnífico edificio y reformaron otro con el dinero que salía de mi (y vuestro) trabajo. Y eso era muy fácil de ver porque surgía un edificio, se reformaba otro y por parte de los dueños nadie metía un euro (ni una peseta). Así que era sencillo adivinar de dónde salía el “capital” necesario para semejante “inversión”.
Lo que sí es “normal” (y dejémonos de rollos macabeos) es que un chabalejo (léase en tono simpático, de compadreo y sin ningún ánimo de insultar, menospreciar o vejar) acabe de firmar un contrato por el que va a cobrar lo mismo que cien (sí, cien) profesores durante los próximos cinco años. Para que sepáis el valor moral de ese tal os diré que ha renunciado a un 25% de su sueldo… para hacer posible el otro 75%.

Os deseo, a todos los que habéis empezado hoy el curso, la “vuelta a la normalidad”, que se os haga breve y agradable. Y si un lunes os tropiezo en mi paseo os daré un abrazo y os dejaré un rato el bastón para que caminéis a mi lado.