Almada Selva escribió “El viento que arrasa” (2012) antes que “Ladrilleros” (2013) de la que hablaba hace muy poco en este blog.
Es una novela corta, de pocas páginas
–quiero decir -, pero de las que piden muchas horas de reflexión y, casi con
toda seguridad, de charla apasionada y encendida.
Es una novela sencilla, de anécdota
fácil y sin complicaciones, pero con tales cargas de profundidad que puede
provocar inteligentes reflexiones sobre la condición humana, lo divino, las
relaciones sociales, el valor de la familia, y algunos otros temas.
Almada no emite explícitamente ningún
juicio fácil, ni ético, ni religioso. Quizás alguna denuncia más que velada de
ciertas situaciones sociales.
Y deja a nuestra interpretación la
dilucidación de qué es ese viento que todo lo arrasa: ¿un fenómeno meteorológico que condiciona la
vida de quienes lo sufren?; ¿la palabra?; ¿el fanatismo religioso?, ¿la
pobreza?; ¿el desarraigo?...
Animaos y dedicadle apenas tres
horas. Luego quizás os esté rondando por ahí durante unos días.