No son
reincidentes sólo los deseos para el más allá. También otros muchos hechos,
fechas, “trampas”, malas soluciones, engaños…
El domingo
volvía a reincidir en un intento de buscar intimidad en medio de una romería.
Ya hace dos años escribí en este blog sobre ella. La entrada se titulaba “romería”
y trataba de describir la fiesta de Santa Isabel, que se celebra aquí cerquita.
Las fotos de
aquel momento hablaban sobre todo de edificios, gente y grupos. Pero ya entonces busqué una foto
que fuera otra cosa, algo así a lo que aparece en ésta: una niña en medio de
una naturaleza amistosa, mirando al horizonte mientras da la espalda a la
fiesta.
Pero, hoy la
reincidencia golpea dos de las esperanzas puestas durante este último mes en la
posibilidad de cambiar la realidad.
Tengo la
impresión de que al pueblo griego le han traicionado y de que sus dirigentes no
han tenido más remedio que bajarse los pantalones hasta más allá de los
tobillos. No creo que ellos sean los principales culpables, pero se quiénes van
a ser los principales “paganos”.
Por otra
parte, la noticia de que Ada Colau se ha puesto un sueldo de 80.000 euros
anuales. Luego hará lo que quiera con el dinero. Pero nuestro problema, el
problema de los ciudadanos, no es qué hace cada quien con su salario. Que es
suyo y puede hacer lo que le venga en gana. Nuestro problema es cuánto “vale”
el trabajo de un alcalde; cuánto dinero público se va a llevar al mes a su
cuenta corriente. Ada Colau no ha sabido distinguir (así me lo parece a mí)
entre su personalidad (que será muy generosa, quizás) y su profesión pública
(que es la que a mí me toca de lleno, aunque sea alcaldesa de Barcelona).
Creía yo –ingenuo-
que el pueblo griego había ganado. Creía yo –ingenuo- que los nuevos políticos,
una vez en el poder, nos iban a salir un poco más baratos.
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