domingo, 26 de abril de 2020

El currículo en peligro


‹‹En el televisor el sabio técnico en educación repetía: “si no queremos que se resienta el currículo…; el curso próximo habrá que hacer un gran esfuerzo de recuperación del programa perdido …; si pudiéramos volver al aula, al menos podríamos reafirmar…; el currículo…; el programa…; el currículo…”
Frente a él, confinado en una estrecha sala de estar, sonreía aviesamente el milennial, mientras pensaba en su doble carrera, sus cursos de posgrado, el master ... y su falta de trabajo.››

Así podría empezar una novela negra, muy negra, que contaría los asesinatos en serie de varias víctimas, todas ellas técnicos en educación.

Llevaba yo algo más de un mes diciéndome. “tú no te metas. Ya estás jubilado y, si antes no sabías casi nada, ahora ¿qué vas a saber?”. Llevaba diciéndomelo desde que se planteó todo aquello de la tele-enseñanza y de los salones de casa como sucedáneos-sucursales de los pupitres, con algunos expulsados de clase antes ya de comenzar.
Pero, sabía que en algún momento estallaría.

Lástima que ya no tenga ni tiempo, ni ganas para escribir la novela. Pero, al menos, puedo hacer en voz alta dos preguntas: ¿nadie va a sumar dos y dos? (nadie, claro está, con poder de decisión). Y, ¿cuánto currículo está de más, o sea, sobra?

Para desatascar la situación, también se me ocurre una propuesta. Fácil, sencilla, sin grandes dosis de teoría. Barata: que se borre del currículo (de un plumazo y sin compasión) todo aquello que un ciudadano medio pueda resolver, en un corto período de tiempo (menos de cinco minutos) acudiendo bien sea a la Wikipedia, bien sea a una calculadora. Eso sí, a la renta vital se le añadiría por parte del estado (o de las comunidades si tienen competencias) la entrega gratis de una buena conexión (y un buen conector) a internet.
Borrado todo eso del currículo, se acabó el problema.

Alguno, tan despierto como yo y tan mal técnico como yo, podría aportar alguna otra propuesta, porque ésta no debe ser la única.

Quién sabe si así, de una vez por todas, la Escuela (incluida la universidad) podría servir para lo suyo: maduración del individuo desde una edad temprana, responsabilización de cuanto desde su libertad decida y socialización con los más próximos y hasta los más extranjeros. Y, quizás, para preparar a los individuos para trabajar.


Seguid cuidándoos.

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