jueves, 21 de agosto de 2014

Alabanza

“Alabanza” es una novela de Alberto Olmos.

La última que he leído, de nuevo en “soporte” papel. Y vuelvo a descubrir la dificultad que entraña abrir un libro de 400 páginas (sobre todo si no es tuyo) de forma que las dos mitades ocupen un mismo plano (o sea, que se abra en 180º), para que resulte cómodo de leer en una piscina, tumbado en una cama o en cualquier lugar que no sea una mesa.
Mientras lo leía, recordaba cuando escuchaba música en un mastodóntico reproductor de doble cassette (aquello sí que sonaba bien) equipado con cuatro de las pilas gordas; o cuando escribía en mi ordenador portátil que no pesaba más allá de 3 kg. (aquél sí que trabajaba bien); o cuando hablaba por aquél móvil que necesitaba un bolso de mano para llevarlo (no como ahora: que casi ni se habla; sólo se mandan imágenes o mensajes). Así, pues, ¡larga vida al libro de papel! (éste último sólo pesaba 325 gramos… y no tenía más que una novela).
Bueno, “Alabanza” es una novela sobre la literatura, más en concreto, sobre el “oficio” de escritor; sobre las relaciones de pareja; sobre la aceptación del pasado de uno mismo; y, también (aunque en mucha menor medida) sobre el atractivo de lo rural.

Irregular, a veces genial, a veces farragosa, casi siempre verborreica en abundancia, con un cierto suspense, se hace “largo” leerla. Sobre todo en su parte central, que me ha parecido excesiva.

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