lunes, 5 de agosto de 2013

Que sigue siendo verano


Los que me habéis oído hablar del tema alguna vez, sabéis de mi enorme relativización de la importancia de las faltas de ortografía. Los que habéis trabajado conmigo (o sufrido sobre vosotros mi trabajo) podéis dar fe del poco valor que le he dado en mi vida de docente a la enseñanza de la ortografía.
De la ortografía, muy conscientemente, sólo me han preocupado tres cosas: las repetidas faltas denotan habitualmente un gran déficit de atención en lo que uno hace. Por eso nunca admití faltas en un texto que se estaba copiando. Las repetidas faltas de ortografía son, generalmente, señal inequívoca de que se lee muy poco. Por eso nunca me peleaba directamente contra las faltas, sino de forma indirecta, intentando potenciar la lectura (y daba buen resultado). Y, por último, sólo hay unas faltas de ortografía que importan y son aquellas que nos hacen escribir una palabra “homófona” (que suena igual, pero de muy diferente sentido: hola y ola).
Pero, lo que clama al cielo, lo que me hace gritar desde este blog es el encontrarme el sábado pasado con una enorme REVELACIÓN, en lugar de la debida REBELDÍA, nada menos que en el suplemento CULTURAL, del periódico de mayor tirada aquí (El Correo), y con letras de buen tamaño. Decía así: Aurelio Arteta Escritor. Se revela (!!!!) en su segundo libro sobre tópicos contra los que esconden actitudes…”

INSOPORTABLE  (¿conclusión de lo anterior o título de lo siguiente?)

El mismo día que el FMI aconsejaba rebajar el sueldo a todos los trabajadores en un 10% (¿nos libramos los pensionistas?), el periódico informaba de que Francisco González, presidente del BBVA cobró un 10% menos que el año pasado. En el primer semestre del año había cobrado 1´77 millones de euros. SOLO (o sea, él sólo, sin contar el sueldo de nadie más). Para los que os sentís mareados por los números en cuanto llegan a cinco cifras: en un mes cualquiera  había ganado mi pensión (y tu sueldo, no te chulees) de 10 años, sí, repito, 10 años, un mes, 10 años…
Me va a parecer más bien “título de lo siguiente”.

Hoy paseo nublado, sin calor, fresquito. Rafael Amor me ha puesto la carne de gallina. Una vez más.
También es suyo esto:
“A mí no es que no me guste el trabajo. El trabajo me gusta. Lo que ocurre es que no es bueno darse todos los gustos”.
Y esto:
“Feliz, feliz,… Yo creo que el hombre más feliz del mundo es el papa. Sí, porque es el único que se levanta y encuentra a su jefe crucificado”.

Que sigue siendo verano.

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