martes, 24 de marzo de 2020

Estudios científicos




Hace ya casi 30 años, Txutxi (Jesús Mª Paredes) y yo publicamos un “Estudio socio-demográfico de Otxarkoaga”.

Son muchas las personas que lo han usado para sus intereses que para eso lo hicimos. Sólo hemos pedido siempre que se nos cite. No por egocentrismo, sino para que nadie se atribuya lo que nosotros hemos hecho.

Ayer me llegó un “ESTUDIO SOCIO-URBANÍSTICO Y PARTICIPATIVO DEL BARRIO DE OTXARKOAGA”, informe redactado por Createlli y LurStudio, y elaborado porque “se considera necesario partir de un análisis socio urbanístico y participativo de las necesidades sociales y urbanísticas actuales en el barrio de Otxarkoaga para garantizar los siguientes objetivos”  (y, a continuación enuncian los tres objetivos que buscan).

Es un trabajo (supongo) pagado con dinero público. Y me parece bien que el dinero público sirva para hacer estudios, además de arreglarles las aceras a las cafeterías para que pongan terrazas.

Resulta que cita nuestro trabajo, o, mejor aún, lo sitúa entre sus “fuentes de información”. Y yo empiezo a pensar si es bueno que te citen. Quizás haya quien juzgue el objeto citado por el lugar donde lo encuentra citado. Yo lo hago, a menudo, cuando encuentro una novela citada en la que estoy leyendo en ese momento.

Es que no estoy nada seguro de que los autores de este segundo estudio hayan leído el nuestro. Ya lo indicábamos en la introducción: “El trabajo de lectura de este estudio será arduo y duro para quien lo emprenda y, a veces, excesivamente árido por la abundancia de cifras”.

Nuestro estudio, que también quería “servir de orientación en la acción social”, pretendía ser científico y por ello empezaba por tener un cuestionario muy elaborado, una muestra de 375 individuos y un análisis exhaustivo de las variaciones de sexo, edad, niveles de estudios, ingresos, …

Creo (y lo digo con ánimo de construir) que para llegar donde ha llegado el estudio del que hablo no necesitaba muchas alforjas y casi ninguna de ellas me ha parecido muy científica.

Corrijo, que no quiero meterme donde no me llaman. Hablo de la parte de “estudio socio”, porque de urbanismo y participación no se mucho.

Me parece que el análisis sociológico, sobre el que el estudio quiere apoyar el análisis de las infraestructuras urbanísticas, es muy pobre.

Digo me “parece” porque no encuentro ninguna relación explícita posterior entre la estructura poblacional, las viviendas, los comercios, la viabilidad, …

Y digo “muy pobre” porque lo es la muestra, las condiciones en que esa muestra ha sido encuestada, porque posiblemente lo sea el propio cuestionario, que no aparece por ningún lado.

Puesto a ir un poco más lejos, ¡cómo echo en falta aquel “descubrimiento” nuestro de que no había una sola Otxarkoaga. Por lo menos había dos, y quizás más de dos. Puede que ya no sea así.

Me quedan dos serias preocupaciones:
La primera es ver a qué llaman “científico” nuestros analistas de hoy. (Si el nivel científico de los análisis sobre el suelo de Zorrozaurre es tal como éste, no compréis casa allí, aunque os llegue el dinero).

(Y todo esto no quiere decir que el análisis no nos ofrezca la realidad tal como es. No. Quiere decir que si lo hace, no es más que el sentido común el que ha acertado, y nos podríamos haber evitado tanto trabajo).

La segunda es la pregunta del millón: ¿quién controla los resultados de la inversión de nuestro dinero público? Claro que, hoy por hoy, preocuparse por esto a la vista de este estudio es como si nos preocupáramos de si el lobo que nos va a engullir tiene una uña desgastada.

Acabo. Se lo voy a consultar a Txutxi: ¿debemos exigir que quien nos vaya a citar, haya leído antes nuestro estudio?.

1 comentario:

  1. ¡¡Quién nos iba a decir que 30 años después aquel estudio iba a seguir siendo lo más serio que se ha escrito sobre Otxarkoaga!! Y sí, he escrito serio seguro de que entrará en algunas de las acepciones de la palabra en la RAE.
    Hicimos un trabajo en el que explicamos claramente la metodología y del que extrajimos conclusiones. En el que los vecinos expresaron sus necesidades, recogidas con un método CIENTÍFICO.
    Los posteriores han sido hechos con el camino inverso: han partido de las conclusiones y han un hecho “un estudio” para justificarlas. Si no es exactamente así, lo parece.
    Uno de los momentos de mayor unidad en la historia reciente del Barrio se dio a partir de los sucesos de enero de 2018. En la rueda de prensa que los grupos del Barrio ofrecieron dejaban claro, o eso parecía, que ya estaba bien de estudios y que lo que había que hacer era poner en marcha iniciativas dirigidas a la regeneración del tejido social. Pues parece que no nos lo hemos creído ni nosotros.
    Siguen proliferando los estudios relacionados con lo urbanístico, y no voy a entrar en lo de la influencia del entorno urbanístico en el desarrollo social. Los que me quieren entender lo harán de igual manera.
    Y todo esto para qué, pues para ponerme digno y decir, como Sabina, que NO. Que no nos citen si no nos han leído. No queremos servir para dar lustre a los trabajos de nadie que no esté a la altura de nuestra seriedad.

    Y todo esto escrito a la Orilla de la chimenea, porque no hay muchos más lugares para poder hacerlo.

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