lunes, 5 de octubre de 2015

Duro comienzo de curso


No está siendo el comienzo de curso soñado. Esta mañana hemos dado un buen “paseo” (más de 13 km. con cuestas de subida y bajada muy pronunciadas, pero a lo largo de él he sabido que una amiga, de aquellas antiguas amigas de Deusto, de las que casi con toda seguridad aún siguen mi blog, tenía que enfrentarse el próximo jueves a un diagnóstico médico, que quizás resulte duro, doloroso y desagradable.
Y esta noche leo que han muerto Ana Diosdado y Henning Mankell.
De la primera he tenido muy pocas noticias literarias. Creo que hace mucho tiempo leí alguna de sus obras de teatro, pero no era santa de mi devoción.
El segundo, como sabéis, (o deberíais saber) era conocido por su serie con el inspector de policía Kurt Wallander. Y de Wallander me lo he leído todo. Con gusto.
El caso es que a finales de la semana pasada me preguntaba a mí mismo si leer su última obra o no, a raíz de un artículo sobre él en Babelia (suplemento literario de El País)
Allí se podía leer que  “el 8 de enero de 2014, de una mañana fría y nevada, fue al hospital y tras unas radiografías le diagnosticaron un tumor cancerígeno en el pulmón izquierdo con metástasis en la nuca. Los siguientes diez días fueron devastadores para su ánimo. Conoció el pavor. Creyó hundirse. Hasta que emergió con la idea de afrontar la enfermedad, de no dejarse vencer y de contar ese duelo con la muerte desde la perspectiva de la vida.
Arenas movedizas” es el título que le puso Mankell a ese libro que reúne sus vivencias.
Parece que Mankell ha perdido el duelo. Pero, a fin de cuentas, es un duelo al que tendremos que enfrentarnos todos y cada uno de nosotros. Y sabemos que, antes o después, lo tenemos perdido.

No. No ha sido un buen comienzo de curso. Pero. leeré “Arenas movedizas”. Será mi homenaje al único autor nórdico de novela negra, que realmente ha conseguido interesarme.

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