“Por la
noche Atenas parece tan vacía como nuestros bolsillos. Dos vasos comunicantes
con la misma fuga diaria. Calles vacías, aceras vacías, restaurantes medio
vacíos. Si durante el día ves el agotamiento de Atenas, durante la noche ves su
desolación”
“- ¿Sabe
cuál es la diferencia entre el centro de Atenas y el barrio de Jalandri, señor
comisario?
[…] En el
centro de Atenas la miseria salta a la vista. Aquí la ocultan. En el centro de
tenas a cada paso te topas con gente que rebusca en los contenedores de basura.
Aquí en Jalandri los comercios están abiertos y la gente pasea por las calles,
como en los buenos viejos tiempos. La gente de aquí esconde su desgracia,
todavía no han perdido los remilgos. En el centro de Atenas ya hace tiempo que
la gente se ha lanzado a las calles”
La crisis está siendo tan larga, el golpe recibido
por los griegos tan profundo, que a Petros Márkaris no le ha bastado con una
trilogía. Así que acabo de leer el cuarto: “Hasta aquí hemos llegado”.
Algún atisbo de esperanza, alguna pequeña rebelión
de unos pocos, pero la tónica general de la novela es auténticamente
deprimente. Y es que esta vez el análisis no toca a la troika. Esa ya está
juzgada y condenada. Aunque sólo sea en el papel. (Esta vez, para no perder la
costumbre, he comprado el libro y me lo he leído en papel).
Esta vez le toca el turno al ciudadano de a pie. Y
el bisturí no escatima cortes, heridas por las que caminar hasta la raíz del
cáncer.
“Mira por
dónde, en Jefatura hay un poli que piensa. Esto es bueno para el departamento,
aunque no sé si es bueno para él. Podría ayudarle a progresar profesionalmente,
pero también hundirle. Por lo general, los que progresan en el sector público
griego pertenecen al grupo que va de los estúpidos a los mediocres. Si eres
inteligente pero no tienes enchufes, eres víctima de una contradicción: lo
pillas todo al vuelo, pero avanzas como un caracol.”
Id metiendo la novela en la maleta para este verano.
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