He
leído, y me ha costado hacerlo, el programa de Podemos para las autonómicas. No
pienso hacer aquí (ni en ningún otro sitio) un análisis en profundidad.
Simplemente porque no me apetece semejante esfuerzo y ésta es –creo- una de las
prerrogativas de los jubiletas: ya no nos toca a nosotros.
Sí voy
a decir que acabo la lectura más deprimido que entusiasta. De forma breve y muy
informal señalaré estas tres notas negativas:
- Me
parece, más bien, una declaración de principios, más que un programa de
gobierno (o, ¿es lo mismo?). Y luego vendría ese: “ustedes nos creen o no, es
cosa suya”. Pero, es tal la ambigüedad que muchas (muchísimas) de las
propuestas las podrían firmar hasta los del PP. Y tal la imprecisión que difícilmente alguien podrá
acusarles de no haber cumplido su programa.
- Está
escrito en un lenguaje “culto”, (¿”político”?). Que es una forma de decir que
se les entiende con gran dificultad y con una lectura atentísima, necesitada a
veces del diccionario. Vamos, que ellos vienen de la Universidad y que la
confianza o desconfianza va a volver a ser oscura, irracional, sin depender de
lo que dicen (porque no se acaba de entender bien). Por si no me creéis, leed
esto, que es suyo, no mío: “El sistema
ferroviario de transporte de viajeros debe ser socialmente inclusivo, territorialmente
cohesivo y económica y ambientalmente sostenible”
- Echo
en falta medidas concretas (y la promesa de dejar el gobierno si en un plazo
sensato de tiempo no se han puesto en marcha). Algo así como: “en 100 días
tendremos una nueva ley sobre el aborto”; “en 100 días gravaremos los sueldos
superiores al millón de euros con un tipo del 80%”; “en 100 días habrá no menos
de tres juicios contra los corruptos que llevan más de tres años en la cárcel”;
“en dos años se habrán creado nuevas plataformas, espacios,… de participación
de todos los ciudadanos que lo deseen”; … No es que no haya ninguna medida
concreta a tomar. Pero son muy pocas
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