Leo en ELDIARIO.ES una noticia que titulan “Busco
asistenta del hogar. Solo españolas”. Es la otra cara de la moneda de aquel
cartel que yo presentaba la semana pasada en el que una señora nacional se
ofrecía para realizar trabajos del hogar.
La noticia apunta a un rebrote de xenofobia, que se
atribuye, fundamentalmente, a la crisis económica.
“Estamos en una etapa cabrona de la historia”, decía
ayer Leonardo Padura durante la presentación de su último libro en Bilbao. ¡Qué
bonita manera de decirlo! Dijo muchas más cosas, pero ésta fue la única que
recogí textualmente, en el momento de decirla.
Durante buena parte de su intervención, y al final
de manera explícita ante la pregunta de uno del público, rondó el problema de
las relaciones entre el intelectual y el poder político. Problema largo en la
historia, que sólo existe cuando el poder político se convierte (¿o lo es, por
definición?) en autoritario, antidemocrático, absolutista,… y el intelectual de
veras usa el intelecto para ser libertario (amante de la libertad), hereje.
La solución, intelectual y, parece, vital, de Padura
no es importante. Es la suya. A mí me gustan sus novelas negras. Y no soy tan
tonto como para no adivinar que no vive en connivencia con el poder cubano (ni
con ningún otro).
Lo importante es que no se planteó la otra relación.
Igual de interesante, de determinante. La relación entre el intelectual y la
gente normal, el resto del pueblo, los que ponemos en el poder al PP o al PNV o
a…
Ya me hubiera gustado. Pero la noche estaba para
disfrutar de L. Padura, de su palabra fácil, suelta e interesante. Y, más que
ninguna otra cosa, estaba para conocer de primera mano que en un par de años
tendremos nueva novela de Mario Conde.
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