domingo, 25 de mayo de 2014

No hay bestia tan feroz

 Acabo de terminar la novela “No hay bestia tan feroz” (1973) de Edward Bunker. Es tan impresionante que sólo voy a poner aquí dos cosas de mi cosecha: el estilo, porque, extrañamente, está narrada en primera persona por el propio “gánster”; y la selección de tres pequeños textos:

Éste que es fiel testimonio del sentir de la novela:

Tío, estás más pillado que un pez en el anzuelo. En algún momento te van a trincar. Consíguete una pipa y haz algún atraco, ¡un banco o algo! Sácate dinero suficiente para huir. Si te van a pillar, que te pillen en plena calle. No tienes nada que perder.
—A la mierda. Si me pillan, que me pillen.
Te caerán quince años.
Qué más da, llevo toda la vida encerrado. La comida no está mal y se puede jugar al frontón. Joder, tengo más problemas cuando estoy fuera que cuando estoy dentro.

Éste otro que muestra la extraña catadura de un “gánster” que se dedica a visitar librerías:

Tanto los días como las noches eran ociosos. Ojeábamos librerías polvorientas y recorríamos museos silenciosos, o nos sentábamos en un parque a fumar hierba y ver cómo los niños correteaban por el césped bajo el sol.

Y éste último para que no queden dudas de que estamos ante una novela negra:

Los capitostes de la sociedad proclamaban a los cuatro vientos que robar estaba mal; mientras tanto, ellos lo tenían todo y él, nada. Era ridículo.

El resto del comentario me permitiréis que esta vez sea la suma de dos textos que no son míos. El primero está tomado de la anotación previa de la propia novela y el segundo del blog elplacerdelalectura:

No hay bestia tan feroz, publicada por primera vez en 1973, supuso el debut literario de Edward Bunker, singular escritor norteamericano tan afamado por sus obras como por su poco común biografía. Inspirándose en el conocimiento del ambiente criminal de Los Ángeles que su propia experiencia le procuró, Bunker da vida en esta novela a Max Dembo, un ex-convicto en libertad vigilada después de ocho años en prisión. Su voluntad de llevar una existencia honesta, y de no volver a vivir entre rejas, chocará con un sinfín de obstáculos y se verá finalmente frustrada cuando, cansado y cargado de rencor, decida volver a la seguridad que ofrece, paradójicamente, el mundo del crimen. Sin romanticismo ni artificios, cruda y auténtica, No hay bestia tan feroz relata la rabiosa lucha por la supervivencia de un hombre acosado por los más inamovibles prejuicios sociales.


Sin duda alguna estamos ante una de las voces mejor capacitadas para poner por escrito el alma de los criminales reincidentes, para cartografiar la geografía de los impulsos internos que llevan a muchas personas por las calles del crimen, una voz que viene desde el infierno y que por obra y gracia de la Literatura se ha redimido para transformarse en uno de los escritores de culto mejor dotados para describir el mal. (http://www.elplacerdelalectura.com/2010/04/no-hay-bestia-tan-feroz-edward-bunker.html).

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