miércoles, 31 de julio de 2013

Andando, que es gerundio

¡Qué buenos maestros tuvimos cuando, sin ninguna duda, éramos mucho más receptivos y permeables! ¡Benditos aquellos hombres y aquellas mujeres que nos enseñaron, nos invitaron, estimularon, y animaron a leer, ver, y escuchar!
Unas veces eran padres, profesores, curas,… otras eran amigos o las gentes con las que compartíamos ilusiones, protestas y luchas más o menos silenciosas, más o menos silenciadas.
Este verano, como el pasado y largo invierno, me puede la pereza y ahí siguen, sin quitarles el polvo, Shakespeare, Calderón, los poetas del 27, Machado, Lorca, Hierro,…; ahí siguen sin revisionar (que se dice ahora) Welles, Antonioni, Fellini, Ford, Losey, Bergman, Chaplin y tantos otros.
Pero, en mis paseos largos (alguno de doce kms.) y solo, que no en soledad, recupero parte de aquella música “maestra”: Gauchos, Contracanto, Calchakis, Cafrune, Atahualpa, Parra, Sosa, y… y…


Hoy he reescuchado a Larralde, y, luego, por cambiar un poco, a Nuestro Pequeño Mundo. Os dejo un par de trozos de sus letras… aunque sea verano:
“Alguna vez andaremos caminar por caminar,
con todas las leguas juntas sin importar p´ande van.
El mundo por ser redondo, rueda y rueda sin parar,
lo diferencia del hombre que no sabe recular.
Yo anduve por todo el mundo en este mismo lugar,
tal vez de andar tan despacio ninguno me ha visto andar.
El mundo tiene su tiempo y yo el mío y nada más,
andándolo despacito no parece que se va.
Un poco de adentro mío siempre fue pa los demás”
(A nadie le dije nunca,  José Larralde)
En tu mano está la tierra, labrador, y la fruta recogida,
que bebió de tus sudores, labrador, que curtieron tus heridas.
Si te dicen que no es tuya, labrador, esa tierra agradecida,
di que el campo es para todos, labrador, salvo para el que no lo cuida.
(Nuestro Pequeño Mundo)

¡Qué buenos maestros tuvimos!

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