viernes, 26 de octubre de 2012

La Loba



Elecciones, encuentro con una profa amiga que ronda la cincuentena, muerte de un compañero de caminos en el grupo de senderismo con el que ando los lunes, lectura de “La comedia humana” de W. Saroyan, “La loba”,…
Están pasando tantas cosas últimamente, de las que merecen un comentario escrito, que el amontonamiento empieza a pesar demasiado. La tentación evidente es dejarlo pasar. Pero no. Aprovecharé esta mañana lluviosa para quitarme de encima unos cuantos temitas.
De alguna de esas cosas no voy a hablar. No, al menos por ahora. Los resultados de las elecciones (escaño arriba, escaño abajo) estaban tan cantados que no me han producido ninguna sorpresa. O quizás sí, una: el batacazo de la izquierda ha sido (venía siendo ya) tan fuerte que parece que se remueven los inquietos por encontrar nuevas formas de organización y de acción. Veremos lo que pasa.

 Lo verdaderamente urgente es hablar de “La Loba”. Nuria Espert sólo está en Bilbao hasta el domingo y ayer el patio de butacas estaba casi lleno. No sé si os quedarán entradas, pero tenéis que daros prisa.
“La loba” es una obra de teatro de Lillian Hellman. Lo que allí sucede (muy cerca del mejor Tennessee Williams) me resultaba muy conocido: el Sur americano, su pasión por el dinero, los negros esclavizados, las familias de conveniencia, el maltrato a las mujeres, la estupidez de sus gentes, la soledad de los “triunfadores”,… sólo faltaron “las bajas pasiones” y “los instintos desatados”.
Lo que ocurre es que la escenografía, la luz, la interpretación, la puesta en escena son una maravilla. Y, claro, por encima de todo Nuria Espert. Sin palabras, que están todas dichas.
Salí del teatro, lo confieso, con un cierto sabor agridulce en la boca. Dulce porque acababa de asistir a una nueva clase de interpretación, agrio porque me preguntaba si sería la última que podría ver de semejante maestra. La Espert tiene ya cerca de 80 años y “se mata” en escena. Posiblemente su voz suena un poco más baja. Ojalá eso no sea síntoma de nada y le quede cuerda aun para montar algún espectáculo más.
Para los que hayáis estado tengo que añadir que me ha gustado mucho Jeannine Mestre, a la que no recuerdo haber visto antes.

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