lunes, 24 de octubre de 2011

Una semana distinta


Esta semana que empieza tiene algo que la hace muy distinta de las demás. Y no es, precisamente, que se me acaban las “vacaciones”, porque la próxima tengo que ir a trabajar.
No. Lo que importa es que, si nada se tuerce, Jonan Y Mikel se van de nuestra casa, que no de nuestras vidas (la de Pili y la mía). Van a vivir ahí cerquita y, seguro, pasarán muchas horas con nosotros, pero una buena parte de nuestra cotidianeidad será muy diferente.
Todos sabemos que los hijos no son “nuestros”, que son de ellos. Y que, por consiguiente, no pueden depender de los padres para siempre. Pero, cuando llega el momento, nos recorre un escalofrío. Que nada tiene que ver con la duda en sus habilidades, ni con el miedo a que no sepan o no puedan subsistir y ser felices por su cuenta. Tiene que ver con nosotros mismos que tendremos que reinventarnos, redefinirnos, que ya no podremos ser, por encima de todo, aitas, aunque nunca dejaremos de serlo.
Ni trabajador por cuenta ajena, ni educador en Otxarkoaga, ni padre-con-hijos-en-casa. Pues sí que estamos buenos.
Os contaré cómo van las cosas al final de la semana.

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