domingo, 30 de octubre de 2011

Ultima semana de "vacaciones"

Es sábado noche, pero los temas se me acumulan y en la tele no hay nada interesante.
La semana ha estado profundamente marcada por los preparativos para la inminente salida de casa de Jonan y Mikel. “Oficialmente” con el inicio del mes de Noviembre se irán a vivir por su cuenta y riesgo, juntos, a Sestao. O sea, que Pili y yo nos quedamos “solos” en casa. Así debe ser y así va a ser en un plazo mayor o menor de tiempo. Son momentos de esperanza, de ilusión compartida, de miedos, de dudas,… momentos que hacen crecer y que llevan por caminos de independencia y libertad.
Pero, ha habido más “temas”, asuntos menores, pero que nos recuerdan la prosa de la historia.
Estoy a punto de tirar la toalla con “El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas “ de Haruki Murakami. Si no lo he hecho ya es porque tengo muy presente en mi vida (o lo intento) que aquello que se compra es para usarlo, que hay que amortizarlo, que el mayor desbarajuste del consumismo es comprar para amontonar. Traducido al mundo de los libros, que cuando se compra un libro, alguien debe leerlo.  Si me lo prestan, no tengo ningún inconveniente en dejarlo en la página 50, pero si nadie lo ha leído todavía… Y  ese  es el caso de la novela que me está aburriendo. Posiblemente se trata de una buena novela y muy interesante: el problema de la identidad del individuo, del tiempo y la muerte,… Pero, me está resultando muy difícil de leer no por la novela, sino por mi momento. Quizás si la dejo para otro momento…
También he estado en el cine. He visto “Nader y Simin, una separación “, dirigida por Asghar Farhadi. Se ve muy bien y presenta un Irán que nada tiene que ver con lo que acostumbramos a ver en la tele. Pero unos días después puedo decir que no ha significado gran cosa en mi mundo de intereses.
Por último os cuento que hace poco más de una hora he salido de ver, oír y “gustar” a Rafael Amor. Ha dado un concierto en Santoña y no me lo podía perder. Se ha hecho mayor, en el buen sentido –creo- de la palabra “mayor”. O sea, que de cada cuatro canciones dos son a su realidad cercana (madre, hijos, abuelo, mujer), una a uno de esos personajes que tan bien describe y otro a la necesidad de cambiar la realidad social en la que estamos inmersos. Pero, por encima de todo, me parece un genio haciendo poesía, Me imagino que leyéndole perderá mucho, pero escuchándole es un mago de las imágenes, de las descripciones, de los adjetivos. Nos ha asegurado en su primera canción que su razón no era mercenaria y ha terminado (antes de los bises) haciendo que todos cantáramos :”no te entregues corazón libre, no te entregues”. Ha merecido la pena.
Buen puente. A su final tendré que volver al curro.

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