lunes, 31 de octubre de 2011

Con nombre propio

Ha sido él. Podía haber sido otro, pero ha sido él. El tiene nombre propio.
Y él tiene parte de la “culpa” de que yo esté ahora escribiendo este blog que todos podéis leer. Hay más “culpabilidades” que la suya, por supuesto. Pero a él le ha tocado solucionarme un buen puñado de pequeñitas dudas que, si no te ayudan a solucionar, paralizan cualquier atrevimiento en la Red. ¿Cómo se llega a ese programa?,  ¿lo instalo?, ¿cómo me desenvuelvo para incorporar un video?, ¿cómo funciona eso del diseño o de las “entradas”?,… Las preguntas pueden ser múltiples, inacabables.
Hoy quiero dedicar un ratito a pensar en cómo los que nos rodean –unos con nombre propio y otros anónimos – nos echan frecuentemente una mano, dos manos,… mil manos.
Se trata, las más de las veces, de ayudas pequeñitas: cómo se resuelve este problemilla de programación, por dónde cae una dirección determinada (en el mapa real, no en el virtual), cómo se rellena un papel, a quién se le puede consultar, esa sonrisa que venía necesitando, el consejo para comer un poco más sano, la indicación de un lugar para cenar agradablemente, de una peli para ver,… Y mil cosas, mil situaciones, mil asuntos.
Son cosas mínimas, pero de ellas se nutre nuestra vida. No estaría mal homenajear durante un rato a los que las hacen posibles.
Ah! Casi lo olvido: Zorionak por adelantado, Isma. Voy a ser el primero porque hasta mañana no es tu cumple.

1 comentario:

  1. Sólo tenerte aquí tan cerca y tan lejos y leer tus entradas me reconforta. Hecho de menos bajar a verte y dedicar un momento a charlar pero me conformo con esto que tenemos y que espero siga fluyendo.

    Gracias AMIGO MIO. Un fuerte abrazo.

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