“Nada”, escrita por Carmen Laforet, ganó la primera
convocatoria del Premio Nadal en el año 1944.
Tengo que empezar diciendo que su lectura me ha
dejado, en un primer momento, perplejo. He tardado mucho en reaccionar, en
poner en orden algunas ideas sobre ella.
Quizás esperaba más de ella, pero no sabría decir
qué.
Quizás sea lo que a mí me ha parecido escasez de
emociones expresadas, lo que me ha dejado “frío”, con una cierta indiferencia.
Está muy bien escrita, tiene páginas muy bonitas,
descripciones y diálogos llenos de buen hacer. Y eso, que ya lo esperaba, no me
ha decepcionado. A la inversa, ha hecho su lectura más agradable, más ágil, más
interesante.
Andrea llega a Barcelona desde algún pueblo y,
huérfana, se encuentra con su familia: tíos y tía, abuela. Y la mujer de su tío
y la criada.
Durante un año vive en una casa, en una ciudad en la
que aún se sienten los resultados de una guerra reciente: incluso pasa hambre.
Pero apenas hay referencias explícitas ni a los
bandos, ni a las ideologías, ni a los ejércitos, que movieron la contienda.
Ningún juicio moral, aunque a la vista están algunas de sus calamitosas (y
crueles) consecuencias.
Durante un año vive en una familia que tiene “semejanza con cualquier tranquila y feliz
familia, envuelta en su pobreza sencilla, sin querer nada más”.
Aunque resulta fácil situar a Andrea en una familia “bien,
pero venida a menos”, una familia del lado de los vencedores (aunque sus
miembros no parezcan sacar mucho partido de ello).
Allí parece sentirse más espectadora de la vida real
que protagonista de ella: “Poco a poco me
había ido quedando ante mis propios ojos en un segundo plano de la realidad,
abiertos mis sentidos sólo para la vida que bullía en el piso de la calle
Aribau. Me acostumbraba a olvidarme de mi aspecto y de mis sueños.”
En una primera impresión vive en una casa-familia de
la que no se llevará nada al partir.
Desde la mirada de la protagonista resultaría muy
interesante analizar los tipos de mujer que aparecen en la novela, desde la
mujer “liberada” a la mujer que sufre violencia de su marido, desde la mujer
que sólo piensa en ella hasta la mujer volcada en sus hijos.
Sería igualmente interesante recorrer esa pequeña
colección de “machos para echar a correr”. Sería interesante profundizar en los
contrastes entre el grupo de universitarios que rodea a Andrea y el grupo de “artistas”
en el que se ve envuelta.
A lo mejor, todo debería terminar en el contenido de
estas dos frases: la primera de la protagonista y la segunda la de un personaje
adulto (mujer):
“Me olvidé de mí y al fin
encontré la paz”.
“ [Pude] abrirme a los demás y encontrar así
horizontes desconocidos”.
No me gustaría acabar sin recomendaros que leáis el prólogo a la última edición, escrito por la última (por ahora) premio Nadal , Nahat el Hachmi.
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