“Saber no sirve de nada. La verdad no cambia la historia. El corazón humano es como un depósito de agua: una vez alcanzado el límite de su capacidad, comienza a rebosar si entra más líquido. El conocimiento ocupa lugar. La verdad, a fuerza de repetirse, anestesia. Revelar el horror sólo tiene efectos pasajeros. Porque otro horror llegará a ocupar su sitio. Lo único verdaderamente útil, justo, revolucionario, es la venganza. Las palabras se olvidan sin dejar huella.
Las heridas, por el contrario, dejan cicatrices.”
Reflexiones
interesantes sobre los poderosos, sobre los que los rodean y los asisten.
Reflexiones más
interesantes aún sobre los que sufren ese poder.
Y reflexiones, con
el mismo interés, sobre lo que puede ocurrir cuando ambos se encuentran.
Parecía, el asunto
de la novela, un tema muy manido, muy trillado ya en la novela negra. En su
primera parte era fácil pensar: “demasiados tópicos”.
Pero, luego pega
tal giro el relato que parece empezar uno nuevo, otro distinto. Y, de no ser
por alguna referencia velada, podría pensarse que hemos cambiado de novela
Luego, como ya
habías sospechado, ambos relatan se encuentran. Allí donde más o menos tú ya lo
habías supuesto. Pero, no te preocupes: le quedan varias vueltas más.
De lectura ágil y
amena, con muchos rasgos de un humor fino, inteligente y burlón, poco importa que
suceda en Bruselas.
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