domingo, 28 de noviembre de 2021

Tres novelas

 Quiero dejar este blog, pero no lo consigo. Me tiene atado. Más de un mes sin escribir, tres novelas sin reseñar,… Ahí voy.

La vida es una novela, de  Guillaume Musso

O, quizás, una novela es una vida. Musso ha escrito una especie de “juguete literario”, a modo de puzle, amparándose en aquel viejo dilema de si el autor puede o no inmiscuirse en el relato que está escribiendo hasta convertirse en un personaje más, pasando así de ser el dios que puede manejar a sus personajes como quiere a uno más de los participantes en la historia, que ya no es suya.

Podríamos decir, también, que, por el contrario, está presente el planteamiento de si un personaje puede o no salirse del propio relato para empezar a vivir su vida allí donde la vive el autor.

Y todo eso lo hace de manera bella, con una escritura muy bonita que se apoya en frecuentes citas literarias de muchos otros autores. Musso, da la sensación, o posee una estimadísima base de datos o una memoria prodigiosa, además de un bagaje lector más que poderoso.

 

El lunes nos querrán, de Najat El Hachmi

“Esta es la historia de nuestros intentos fracasados de ser libres adaptándonos al entorno y de la huida definitiva cuando fuimos conscientes de la imposibilidad de conciliarlo todo. Y el relato del vértigo que nos provocó la auténtica emancipación. También el de la soledad más absoluta y el desarraigo más descarnado” - dice la protagonista en sus primeras páginas.

Sin aspavientos, sin medias palabras, sin justificaciones, sin caer en la tentación de echar la culpa a los otros. ¿Quiénes somos los otros?

Escrito en primera persona, con una narradora plenamente comprometida con su propio relato, en diálogo con la persona más cercana a ella misma. No sé si estamos ante una gran novela o ante una mala novela, llena de tópicos llevados al extremo y muy bien escritos. Lo he dudado en algunas partes del relato, pero estoy muy seguro de que es una novela muy interesante, una novela que plantea temas importantes desde perspectivas que, a veces, no nos gustan demasiado.

 

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick

Yo había leído esta novela allá por los años 80 (calculo). Tenía un muy buen recuerdo del gusto que me había dejado. Luego vino la película: Blade Runner. Y unos años después he vuelto al texto más con el recuerdo de lo que vi que de lo que leí.

Eso ha condicionado, de entrada su relectura, introduciendo de principio un cierto pesimismo sobre su calidad.

Y es que su “belleza” literaria se reduce a un estilo frío, sin florituras, a un relato sin matices casi, sin complejidades expresadas como tales.

Luego se va imponiendo como el estilo más apropiado para exponer un mundo en el que hay pocos matices, poca belleza que reflejar y dejando siempre presente en los momentos centrales de la novela su gran pregunta, la pregunta más compleja de toda: ¿cuál es la esencia del ser humano?: ¿en qué consiste la vida humana?; ¿en qué se distinguen un humano y un androide, una persona y una máquina?; ¿dónde están los límites?

Y es que esa es la gran pregunta de la ciencia ficción. En forma de distopía, de thriller, de escritura fantasiosa, o como quiera que el autor la haya escrito, no hay otra pregunta de más calado.

Es cierto que a la pregunta le rodean afirmaciones importantes: los hombres nos dividimos en clases; las mujeres no están consideradas como ciudadanas de primero orden; la empatía no es algo común entre nosotros; nos hemos cargado la Tierra; todos buscamos la libertad;…

Todo eso está en la novela. Y más. A partir de un comienzo que suele ser muy común: “Nadie recordaba hoy por qué había estallado la guerra [la Guerra Mundial Terminal] ni quién –si alguien- había ganado.”.

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