miércoles, 16 de diciembre de 2020

Fin de temporada

 

Recuerdo que hace muchos años, cuando me apetecía más que ahora leer relatos cortos, leí un libro de relatos de Ignacio Martínez de Pisón. No recuerdo su título, pero sí la impresión que me dejó: algunos de ellos me parecieron muy interesantes, aunque no “redondos”, y otros muy malos.

Recuerdo que me quedó una duda grande sobre quién era ese autor y si me podría resultar de interés.

Así que, cuando supe que había escrito y publicado recientemente una novela, “Fin de temporada”, me hice con ella y acabo de terminar de leerla.

Acabada, apenas podría decir alguna virtud de ella. Son demasiadas trivialidades seguidas como para montar con ellas una historia que merezca la pena.

Es una novela de muy poca profundidad con situaciones y personajes extremadamente superficiales, lineales, sin que su evolución tenga ninguna explicación racional.

Hay demasiada geografía que no aporta nada a la historia, geografía que permite pensar que al relato le daría igual cualquier otra. Le sobran muchos episodios que ni añaden nada ni llegan a interesar al lector.

¿Por qué, entonces, he pasado de la página 40? Pues, se lee tan fácil (pocos personajes y claros, discurso sencillito y sin meandros)… Y además en varios momentos amaga con que ya va a ponerse interesante. La situación de partida daba para ello: un chico joven que ha nacido porque cuando su madre va a abortar sufre un accidente de coche en el que muere el que hubiera sido el padres, una mujer, su madre, que no encuentra acomodo en ningún lugar porque huye continuamente; una segunda mujer que se escapa del taxi que es su profesión, para encontrar el lugar donde, por fin quiere vivir, y una chica, la novia de él, francesa, hija de emigrantes políticos españoles. Daba para mucho. Creo yo.

Pero nada más. Es de las novelas que me hacen pensar que debería ser posible pedir que te devuelvan el dinero (y el tiempo) malgastado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario