“Esto va de un tipo que se
asfixia con una bolsa en la cabeza. Un tío solo, amarrado, que piensa mientras
se muere porque es lo único que puede hacer: pensar. Manda cojones. La sinopsis
de la novela menos vendida del año. ¿Investigando mi propio asesinato? Pues sí,
porque esto es un asesinato. Está claro”
“En vez de
contar con salvarme ya sólo toca este sucederse de imágenes y recuerdos […] que
lo repasa todo y me cuenta a mí mismo lo que soy, lo que fui, lo que durante
tanto tiempo no he querido saber que era”.
“Un tío con una bolsa en la cabeza”,
de Alexis Ravelo, es una novela de fácil lectura y de tema muy trillado ya: la
corrupción de los políticos.
Mantiene a lo largo del relato un
cierto suspense y tiene la “rareza” de estar narrada en primera persona por
alguien que está siendo asesinado.
Quizás esto último es lo que da una
cierta validez, un cierto interés porque el autor va a necesitar un giro final
que le proporcione la justificación debida al hecho de que el asesinado nos
traslade sus últimos pensamientos, que son, por otra parte, el resumen de su
vida y de la investigación del crimen que se está cometiendo. Complicado, pero
atractivo.
Eso y la visión de la corrupción
desde el propio corrupto.
Por lo demás, el género está pidiendo
que alguien le meta un revolcón. Me parece.
Una frase de la novela para recordar:
“Nadie que
no sea un miserable moral desea el poder”.
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