Desde que estalló el asunto del fraude académico del máster
regalado a la presidenta de la Comunidad de Madrid (¡Dios mío: aquellos
retorcimientos morales para permitirnos aprobar a quien tenía un 4,5 en la nota final de una asignatura de
primero de la ESO! y ¡después de que se había matriculado el momento debido y había asistido a clase todos los días, y se había presentado a los exámenes!), desde entonces, digo, sigo todos los días en el diario.es el desarrollo, cada vez más
histriónico de dicho asunto.
Ya sólo me quedan tres
preguntas. Lo confieso. Son éstas: ¿meterán en la cárcel –la Justicia meterá en
la cárcel- a la Sra. Cifuentes?; ¿meterán en la cárcel al director del no-máster?;
y ¿meterán en la cárcel al rector de esa universidad tan monárquica donde se regalan (a saber cuántos) no-másters?
O, por el contrario, ¿aquí no ha pasado nada porque nadie ha
robado unos lápices, nadie ha arremetido contra el honor de nadie haciendo un
chiste fuera de la ley y el orden o nadie se ha inventado una canción
calumniadora?
Las tres preguntas, las únicas que me quedan, se pasan “por
allí” el tema de la presunción de inocencia. Eso es un invento que va contra el
buen sentido, contra el pensamiento hecho y derecho de quienes más que hacer
política, la sufrimos. Contra el buen sentido de quienes “sabemos” que, después
de tantos indicios, el culpable es culpable mientras no demuestre su inocencia.
Nos han hablado de que hay países donde los políticos
dimiten. Bueno, no os lo creáis. Sólo será media verdad. El resto será cuento.
Cuentos. De los que han empleado siempre para dormirnos, para confundirnos.
Ahora bien de ahí a que la última gran noticia (¿final del
histrionismo?) sea que el líder político de la oposición avise a la Sra. Cifuentes de que “actuará con contundencia si
no aclara el escándalo”, hay alguna distancia. ¿Serán todos más o menos amigos?
¿Se intercambiarán cromos? O ¿me equivoco y éste va a ser el primer paso para
que las cárceles acaben, por fin, llenas de auténticos delincuentes?
Cada vez –lo estaréis observando- me resulta más difícil
abrir mi blog, porque cada vez es más verdad, en este país, aquello de que “nihil
novum sub sole”, o sea, para los que no habéis tenido la suerte de que os
regalen un máster (o un doctorado honoris causa, o un buen puesto de no-trabajo
como reconocimiento a vuestro no-máster cuando os descubran, o…) que no hay
nada nuevo bajo el sol, que no es posible escribir sobre algo distinto, que
siempre viene siendo lo mismo de lo mismo y uno ya está cansado.
Menos mal que de ésta o me suben la pensión o me bajan los
impuestos o, si se repiten las próximas elecciones, las dos cosas.
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