Hacía ya
un tiempo que venía yo con ganas de escribir un rato al hilo de esas pequeñas
noticias, que a modo de “sueltos para rellenar”, aparecen todos los días en el
periódico.
Hoy, de
nuevo, mis pelos se han puesto de punta y trato de aparcar mi mala leche con el
peine de mi escritura.
Antonio
Banderas se va a vivir “unos añitos” a Inglaterra con su nuevo amor. Y, para
que todo vaya bien, se ha comprado un “casoplón” (así lo define el periódico)
de más de 3 millones de euros, oye. Con gimnasio y sala de cine, oye. Estoy
seguro, muy seguro (sin acudir a las hemerotecas) de que Banderas está en
contra de la piratería… en Internet.
El ex
dueño de Marsans, Díaz Ferrán “sólo” robó algo más de 4 millones de euros a
unos pobrecitos que querían veranear. Pues, para que se entere, le han caído
DOS años de cárcel. Lo mismo que le suele caer al “robagallinas” de turno, ¿no?.
¡Qué suerte tener a la Justicia de cara!... y sin venda (que nunca la ha usado,
por mucho que sus iconos reverenciables nunca nos dejen ver el color de sus
ojos).
En
Florida se han subastado cinco botellas de vino por un valor de 144.000 euros.
O sea, casi 30.000 cada botella. O sea, mis ingresos familiares anuales (los míos y los
de mi cónyuge sumados) = una botella de vino. Dicen los médicos que una copa de
vino al día es buena para la salud. Lo que no nos habían dicho era que se
trataba de una copa de 3.000 euros (sólo lo de dentro, sin el continente).
Y,
acabo, resulta que parece que los Beckham (David y Victoria) andan así, así. O
sea, que a lo mejor se separan. Y en ese caso van a tener que repartirse la
fortuna que han amasado juntos. Dicen “las malas lenguas” (pérfidas y envidiosas,
ellas) que cerca de un BILLON (sí, con “B”) de dólares (140 millones de euros
sólo el año pasado). Supongo que estarán buscando una aplicación de Android que
tenga una calculadora en la que quepan muchas cifras. Me pilla un poco lejos,
pero creo que un billón tenía trece cifras.
Claro
que siempre sería posible que algún legislador, amante de los ojos de la
Justicia, medio borracho y en compañía de una legión de “sin techo”, se quedara
con todo lo que sobrepase las cinco cifras y así les fuera más sencilla la
división.
Hay
días que leer el periódico pone los pelos de punta y requiere el tiempo que
sólo los jubilados tenemos.
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