“Alex”, de Pierre Lemaitre
Novelón
Ciento y pico páginas de “novela sucia”. Sucísima.
Menos mal que me inventé el término.
Le sigue otro montón de páginas de “novela
policial”. De las de policía-detective-investigador. Con toda su parafernalia:
tipo “distinto”, desobediente, intuitivo, con problemas familiares; juez fuera
de la realidad”;…
Se mezclan con más novela más que sucia, guarra.
La novela te mete desde el principio en una ruta por
la que caminas con una cierta comodidad, y, cuando ya te sientes seguro del
terreno que pisas, zás, giro hacia no se sabe dónde. Y cuando te has habituado
al giro, nueva esquina. Y así no menos de cuatro veces.
Y tú vas por donde el autor te marca y no pierdes
detalle, y te va cayendo la baba de belleza, tensión, deseo de saber, simpatías
que aparecen y desaparecen, y descubres ramalazos de la mejor novela negra,
como si fuera un horizonte que no se toca, pero se tararea, …
Para terminar en una conversación entre el poli y el
juez que culmina apocalípticamente con una frase que no citaré textualmente,
porque tendría que buscarla: “a nosotros no nos importa la verdad. Lo que nos importa
es la justicia”
Novelón.
Ahora mismo se la mando a un par de amiguetes. Pero,
si alguno más la quiere…
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