miércoles, 25 de junio de 2014

La mirada del observador


Una de las fuentes en las que buceo para ir recogiendo los títulos de las novelas que luego voy a leer es el blog “Un libro al día” que podéis encontrar en http://unlibroaldia.blogspot.com/
En su presentación dice que es un blog sobre libros, escrito por gente a la que le apasionan los libros. Y cada día aparece una nueva reseña.
Una muestra clara de la imposibilidad de “estar al día” la encontré cuando cogiendo, al azar, la semana del 17 al 22 de junio me encontré con las reseñas de seis libros, que valoraban como muy recomendables todos ellos, de los cuales “me sonaba” uno de los autores y ninguno de los títulos.
Así las cosas no me extenderé en muchas consideraciones que me vienen a la cabeza. Sólo utilizaré lo escrito hasta aquí, como preámbulo a lo que sigue.
Porque fue en este blog donde me encontré con “La mirada del observador” de Marc Behm (sábado, 7 de junio de 2014) a la que valoraban como Imprescindible. Decían de la novela cosas como:


“En algún lugar se la clasifica como una de las cinco mejores novelas negras de la historia o, incluso como la mejor de todas (puede que tal prestigio tenga que ver con que en 1983 Le Monde la considerase como la mejor historia policíaca de los diez años anteriores).
“La mirada del observador es una road-story escrita con agilidad y eficacia callejera, soez cuando es necesario, pero también con una elegancia y hasta exquisitez apreciables. Y un sentido del humor zumbón, característico, por lo que se ve, de Behm. Es una novela sobre la paternidad y sus escurridizas obligaciones y certezas. Una novela sobre la desesperanza, sobre el asesino transcurrir del tiempo y sobre cómo el mundo nos pasa por encima si no somos capaces nosotros de pasar por encima de él. Es, por supuesto, una historia de amor. O más de una.”


No podía dejarla escapar.

“La mirada del observador” no es una novela negra tal como solemos entenderla, más bien se trataría de una historia criminal; es una novela extraña, bella, que crea en el lector una sensación de perplejidad que va en aumento y que no cesará ni con el final. Es una novela que merece la pena leer por su sencillez, por lo simple que parece y lo compleja que resulta. Además está muy bien escrita y, aunque a veces nos perdamos en la geografía de los EE.UU., en ningún momento dejamos de saber lo que está ocurriendo. Eso sí, no nos lo podemos llegar a creer.

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