Sacudo ligeramente mi pereza para repasar el
periódico de esta mañana. Como siempre, últimamente (salvo hazaña del Athletic) una portada de poner los pelos en punta, por
muy repetitiva que sea: en grandes caracteres (muy grandes) podemos saber que
Bárcenas sigue teniendo dinero, ahora en las Bermudas (dinero nuestro, no lo
perdamos de vista) y que, por el contrario, Urkullu no tiene suficiente, así
que nos va a subir los impuestos (dinero nuestro no lo perdamos de vista).
Y en caracteres un poco más pequeños se nos recuerda
que sigue habiendo mobbing y niños acosados en nuestras aulas.
Y luego, en el interior, la solución (digo yo). Un
largo artículo de opinión de Koldo Tellitua, presidente de Ikastolen Elkartea.
Desgrana el intento de reforma de la educación de
Wert que “en resumen [no es sino] el
enésimo intento de uniformización y control ideológico-social de un modelo
educativo de Estado”.
Las antípodas, dice él, de lo que “nosotros”
(entrecomillado, porque nunca sé quiénes son, cuando un sujeto individual
utiliza el plural sin explicar a quién se refiere) , la sociedad vasca y sus
centros educativos necesitamos. Y a partir de ahí tres grandes (grandísimas,
enormes) ideas: “salir del carril de esta
reforma” (aplausos por mi parte y por la parte de cualquier tipo de
oposición, incluidas aquellas partes que consideren esta reforma “poco” derechosa);
“avanzar hacia un sistema educativo
propio” (propio, o sea propiedad, ¿de quién?, porque ahora sí que es
importante saber a quién se refiere la primera persona del plural, que no me
ocurra que cuando voy y digo que esto era mío –porque era nuestro- me quedo con
dos palmos de narices); “y una Ley de Educación
a fin de salvar y desarrollar la equidad y calidad de la educación de nuestro
alumnado” (y esto lo firmaría hasta
el mismísimo Wert, o sea que no vale para nada).
Sigo con la duda del “nosotros”, pero algo se me
aclara cuando para finalizar el artículo utiliza una unidad de medida de tiempo
que nada tiene que ver con la educación, y sí con la política (o sea, de nuevo
aquello del control ideológico-social por parte de un grupo o partido): “tenemos … toda una legislatura por delante”.
No os voy a tratar como a tontos y no os voy a decir de la legislatura de
quién se trata. Pero, está en mi primer párrafo y no es Bárcenas.
Me gustaría, pero otro día, preguntarme de dónde
nace ese miedo a una evaluación exterior. ¿Qué pasa: que la financiación de la
educación no es exterior, es decir, no procede de mis impuestos? Entonces, ¿de
dónde el miedo a que sean mis impuestos los que evalúen? ¿Qué no seré
suficientemente sensible, inteligente, generoso, abierto, capaz,…? Otro día,
¿vale?
Nota.- Tengo delante la edición impresa del Correo
de hoy y de ahí ha salido todo lo de arriba. Soy incapaz de poneros un link al
artículo de opinión. Lo siento.
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