domingo, 6 de noviembre de 2011

Ha muerto Don Ángel

Ha muerto Ángel, “Don Ángel”, “Don Ángel, el del taller”. Recuerdo que cuando yo llegué a Otxarkoaga con 25 años, él era ya un “señor mayor”. Trabajaba en la Escuela, en los viejos barracones del centro del barrio y comíamos juntos casi todos los días de labor.
Recuerdo nuestras “discusiones” sobre “estos jóvenes de ahora que no valéis para nada” a lo que yo respondía:” ya, para juventud la vuestra que fuisteis tan mantas que perdisteis una guerra y así nos va ahora”. Eran “discusiones” desde el respeto, el cariño, la complicidad en un trabajo común.
Me imagino, más de una vez, a los jóvenes de hoy diciéndonos a los que ya somos “señores mayores”: mirad lo que nos habéis dejado. Así que hay demasiadas cosas que se repiten en el paso de las generaciones.
Ángel era “tan mayor” ya entonces (1972) que tenía un año más que mi padre. Ambos se conocían porque los dos eran de Sestao. Conmigo tres. Los dos –conmigo tres- se dedicaron a trabajar con chavales, a ayudar a muchos a promocionarse en la vida, a encontrar un trabajo con el que vivir dignamente. Ninguno de los dos –conmigo tres- cambiaron el mundo. Los dos –conmigo tres- hicieron muchas cosas mal, se equivocaron muchas veces y repartieron más de un sopapo equivocado. Los dos acertaron otras muchas veces.
Pero yo, desde aquí, como soy el único que queda de los tres quiero honrarles a ambos. Hoy especialmente a  Ángel (que para mí nunca fue “Don”, quizás porque éramos de Sestao). Mi trabajo con chavales también se ha acabado, como acabó un día el suyo. Ojalá dentro de 30 años a alguien le quede el recuerdo. Poco más podemos dejar.

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