sábado, 19 de noviembre de 2011

Tentaciones de absolutismo


El jueves pasado estuve en el funeral de la madre de Zuriñe. Después de varios funerales, tuve la sensación de estar en un lugar en el que muchos de los presentes estaban porque sus creencias coincidían con lo que decían que allí ocurría. Y resulta agradable constatar que eso aún es posible, que hay gente que despide a los suyos como realmente su corazón se lo pide. Pero …
Dos grandes “peros”. Dos “peros” que son reiterativos, que se pueden observar en la mayoría de esos funerales, que muestran que quienes creen en ellos deberían hacer algo por cambiarlos. Y no sólo las ceremonias a las que me refiero, sino también, y sobre todo, lo que en profundidad esos dos “peros” están haciendo patentes.
Su liturgia (su puesta en escena que llamaríamos ahora) es triste, seca, monótona, … aburrida hasta decir basta. Y, además, está preparada para que sólo uno de los presentes tenga derecho a hablar, a decir algo que no sea distinto de la repetición, una y otra vez, de unas palabras que surgen cuando él invita a decirlas. Y sólo en esos momentos.
El segundo “pero”, que quizás está en la raíz del primero, es mucho más grave. En toda religión hay una “tentación” – la llaman desde la propia religión -, una característica intrínseca – dicen los no religiosos – de un peligroso absolutismo. Su verdad es absoluta y quien la tiene está en posesión de la “salvación”, la “justicia”,…
Podría recordar muchas de las frases que utilizó el cura (el único que podía hablar) y “sacarlas de su contexto” (diría él) o meterlas en su contexto más real (diría yo): sólo la fe en Dios (no cualquiera, sino muy concreto) puede dar sentido a la muerte y, por tanto, a la vida; sólo en Jesucristo (el de la iglesia católica, por supuesto) hay salvación, sólo … Hasta acabar con una canción que decía (y perdonad que no recuerde su literalidad): ven a mi lado porque sin ti nada hay justo, nada bueno. ¿Tentación? de absolutismo.
Y  Zuriñe trabaja con gente que habla de otro Dios porque es musulmana, con gente que no cree en Dios sino que se declara agnóstica, con gente que siente otras formas de religiosidad mucho más próximas al budismo. ¿No habrá en ellos nada justo, nada bueno?

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