¡Qué difícil reseñar “Como polvo en el viento” de Leonardo Padura! Me voy a dejar en el tintero tantas cosas, que mi gran tentación en este momento, es dejármelas todas y acabar el asunto con un escueto y definitivo: “¡La lean, coño!”
Pero, …
Primero estarían las grandes
preguntas: ¿el azar?; ¿Dios?; ¿el karma?; ¿el comunismo-socialismo
científico-revolución?.
Y, agrupándolas todas, la más
importante, la más urgente: ¿la libertad?; ¿podemos ser en algún lugar lo que
queremos ser?; ¿no somos más que polvo en el viento?, ¿a merced siempre de lo
que sople donde sople?.
Luego están todas esas preguntas que
hacen referencia al juego de las relaciones entre nosotros: la familia, los
amigos, el clan, el sexo, la vecindad, el partido, la política. Y las que nos
hablan de nuestra postura ante la realidad que nos ha tocado vivir: si nos
enajenamos de ella, si huimos, si emigramos o nos exilamos, ¿podremos ser
alguien?; si permanecemos en ella, si nos adaptamos en lo que podamos, ¿se nos
permitirá dar cumplimiento a nuestros sueños, a lo que deseamos para nuestros
días?.
Padura analiza Cuba y sus habitantes
como si de una novela negra se tratara. En un relato que bien podría haber
dividido en cuatro o cinco diferentes, pues tal es la riqueza de casi
cualquiera de los personajes que lo hacen avanzar.
Echo en falta otros personajes que
nos hubieran podido acercar a algunos grupos de individuos con menos estudios
(¿y menos posibilidades sociales?), porque en la novela todos los personajes
tienen estudios universitarios y no sé si eso respondería a la situación real
de la población cubana.
Luego hablaríamos de su estilo,
bello, ligero, profundo, sencillo, de su ritmo y su intriga, sus “cantos” a la
amistad, a la honradez, …
Terribles algunas imágenes de Cuba, impresionantes las reflexiones sobre el exilio, ...
Pues eso: “¡La lean, coño!”.
Ah, no dejéis de ver la Nota al final
de la novela.
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