domingo, 7 de junio de 2020

Hot Line


Hace apenas mes y medio que moría Luis Sepúlveda. Decía yo entonces en este blog que debería homenajearle leyendo algo suyo.

Casi inmediatamente lo hice: “Un viejo que leía historias de amor”. No lo reseñé porque, aunque la novela me gustó, no llegué a entrar del todo en ella. Su temática, su geografía, su entorno natural e histórico, no llegaron a cogerme. Ya sabéis, cosas de la oportunidad de cada relato.

Pero, ayer recogí el tema porque en una sentada me leí su “Hot Line”. No hace mucho que me enteré de que había escrito una novela con un detective mapuche y el asunto me intrigaba. Había sido publicada en España en el 2002. Y hablaban de novela negra.

No sé si su corta extensión permite situarla en el ámbito de las novelas o si habría que considerarla más bien un relato largo. Se lee muy rápido y en muy poco tiempo.

En “Hot Line” aparece todo el ingenio de Sepúlveda, su buena escritura y su compromiso político y social con aquel Chile del que tuvo que huir.
Es en verdad interesante por aquello de recordar cosas que no hace tanto que sucedieron y que, todavía, no han dejado de suceder.

El mundo de los milicos… ¿A ver si la cita que sigue os suena a algo mucho más cercano en el tiempo y en el espacio?

(El detective mapuche se ha enfrentado al hijo de un general y hasta le ha disparado cuando robaba un rebaño de vacas. Poco después, su superior le lee las diligencias que constan en el expediente abierto por la policía, donde se desfigura todo lo ocurrido. Y el narrador concluye:)
“Leída hacia atrás, hacia delante o en diagonal, la historia oficial no ofrecerá nunca más que tristes variaciones para una misma mentira. El detective se encogió de hombros antes de encender también un pitillo.”

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