miércoles, 29 de mayo de 2019

El archipiélago del Perro, Philippe Claudel


“El archipiélago del Perro” es la última novela de Philippe Claudel
Impresiona. Lo que dice, la crudeza con la que lo dice, lo bonito como escribe. Como siempre.
Poco antes de leerla me encontré con un reportaje de Eduardo Laporte en el suplemento de El Correo, Territorios, del 16 de mayo del 2019, titulado “Europa se estáconvirtiendo en una isla”. Si está a vuestro alcance echadle una ojeada y pedir, a Dios o a Bruselas, que esa isla no forme parte del archipiélago del Perro.
Podría traeros aquí muchos trozos de la novela, pero, si la leéis, allí están y, si no, que os baste con las primeras líneas de la novela:


“Codiciáis oro y sembráis ceniza.
 Ensuciáis la belleza, destruis la inocencia.
 Hacéis correr por doquier grandes torrentes de lodo. El odio es vuestro alimento, la indiferencia vuestra brújula. Sois criaturas del sueño, siempre dormidas, hasta cuando creéis que estáis despiertas. Sois el fruto de unos tiempos soñolientos. Vuestras emociones son efímeras, como mariposas calcinadas por la luz del día cuando apenas han salido del capullo. Vuestras manos moldean vuestra vida con una arcilla seca e inconsistente. La soledad os devora. El egoísmo os engorda. Dais la espalda a vuestros hermanos y perdéis el alma. Vuestra naturaleza está hecha de olvido.
 ¿Cómo juzgarán vuestra época los siglos futuros?
 La historia que sigue es tan real como podáis serlo vosotros. Sucedió aquí como podría haber sucedido en cualquier otro sitio. Sería demasiado fácil pensar que ocurrió lejos. Los nombres de los individuos que la pueblan no tienen la menor importancia. Podrían cambiarse. Podrían sustituirse por los vuestros. Sois tan parecidos, surgidos todos del mismo molde inalterable…
 Estoy seguro de que tarde o temprano os haréis una pregunta lógica: ¿Fue testigo de lo que nos cuenta? Os respondo: Sí, lo fui. Como vosotros, que sin embargo no quisisteis verlo. Vosotros nunca queréis ver. Yo soy quien os lo recuerda. Soy el que molesta. El que no se pierde detalle. Lo veo todo. Lo sé todo. Pero no soy nada, y eso es lo que pienso seguir siendo. No soy ni hombre ni mujer. Soy la voz, nada más. Os contaré la historia desde la sombra.
 Los hechos que voy a relatar ocurrieron ayer. Hace unos días. Hace uno o dos años. No más. Digo «ayer», pero creo que debería decir «hoy». A las personas no les gusta el ayer. Viven en el presente y sueñan con los días del mañana.”

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