Recopilo las últimas lecturas de este mes de agosto. No voy a
tardar mucho, porque salvo dejar constancia de lo leído, poco merece la pena
detenerse siquiera en ello. Pero, al menos, que lo sepáis.
No tardé mucho en abandonar la idea de leer a “los de Bilbao”.
Cuarenta páginas de “Una de del oeste” de Abásolo (todavía en Bilbao) fueron
suficientes para desecharla. Otro tanto ocurrió con “Sindy la colegiala”
(primer título de la serie Bellón) de Julián Ibáñez y con “No más miedo” de
Erika Jong (por el morbo que me producía saber qué había sido de aquella mujer
que escribió el famoso “Miedo a volar”).
Luego llegó el turno de “Verano en rojo” de Berna González
Harbour, que tan buen sabor de boca me había dejado con su “Los ciervos llegan
sin avisar”. Pero, esta vez, aunque la técnica que utiliza y la adición que
provoca su lectura es casi tan interesante como las de “Los ciervos…” (podéis
verlo en mi blog del 20 de abril), esta vez, decía, me cuesta mucho creer esos
conventos, esos frailes… Diría que son una mala caricatura y que poco favor
hacen al análisis (aunque sea novelístico) de la pederastia en la iglesia.
Por último, acabo de leer “Vengaré tu muerte” de Carmen
Riera. Nada que ver (o muy poco) como aquella “Naturaleza casi muerta”, que me
llevó hasta ella. Es una mala novela, muy sosota, es como si demasiadas veces a
lo largo del relato, que no consigue engancharte, nos estuviera pidiendo que no
nos tomáramos en serio nada de lo que leemos.
Y eso es todo. A ver si tengo un poco más de suerte con lo
que empiece a caer a partir de ahora.
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