lunes, 2 de noviembre de 2015

Vertedero

Acabo de leer “Vertedero” de Manuel Barea y me a gustado. Algunas partes, mucho. Tanto que ha merecido la pena leer la novel entera.
Como cuando el protagonista hace esta afirmación tan rotunda: “en este sitio ninguno de nosotros tiene razón de ser” (no creo que una novela sea el lugar apropiado para matizar la influencia del “sitio” donde uno nace y vive). O cuando dice: “porque necesitamos comprender que las situaciones jodidas son producto de la gente, la gente sosegada, la gente impávida y egoísta, no de unos pocos dementes, los que se ceen que hacen labores humanitarias y creen ser buenos samaritanos y solo joden un poco más al prójimo, un poco cada día, cada noche, como estos dos que vienen en la fuera borda” cargada de droga.

Pero no me atrevo a valorar el conjunto. Porque el conjunto necesita una lectura más “atenta” y continuada que la que yo le he dedicado.
Cada vez “me tropiezo” con mayor frecuencia con autores que parecen necesitados de experimentar con las reglas de la construcción de un relato. Y revuelven y mezclan a su gusto narradores, tiempos, sensaciones-hechos-pensamientos, el estilo directo y el indirecto,….
Y valorar el resultado, entonces, no es fácil. Ni tampoco lo que a mí me interesa ya, a estas alturas, dejada de lado cualquier vocación profesoral.
Dejo constancia, no obstante, de que “Vertedero” se lee con mucha facilidad, sin trabas, aunque con ciertas perplejidades que al lector (a este lector) le han hecho preguntarse a veces: ¿ahora por dónde vamos?.
Como la vida misma.

Después de esta novela, vuelvo a releer “Pedro Páramo”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario