miércoles, 25 de noviembre de 2015

Jubilatas presentes y futuros

Hay una especie de “ley universal” que indica que cuando uno vive una situación determinada (el embarazo suele ser un buen ejemplo) se le multiplican los “compañeros de situación” en sus ocupaciones diarias, en sus paseos habituales y hasta en las lecturas de la prensa. “Compañeros de situación” o aquellos que desean serlo.
Eso me ocurre. Pero no estoy embarazado. Lo que sí estoy es jubilado y, a mi alrededor “pululan” jubilados y/o quienes desearían serlo.
Con estos últimos las conversaciones siempre incluyen una especie de pequeño “reproche” que viene a decir algo así como: “ya, tú sí, pero yo. ¿Llegaré a jubilarme, cuándo, cómo,… habrá dinero…?”

En 1960 mi padre cumplió cuarenta años. Si en aquel momento alguien le hubiera preguntado por su jubilación, casi ni hubiera sabido de qué le hablaban. Seguro que alguna vez había pensado en lo que sería su vida después del trabajo, pero más bien sus razonamientos irían por trabajar hasta el fin de su vida.
Cuando murió, con 87 años, había disfrutado de más de 20 años con una cierta seguridad económica (posiblemente la mayor de su vida), que le permitía pasar con dignidad sus días, gastar lo necesario en sus muy pequeños “vicios”, hacer la caridad a la que se sentía obligado, disfrutar por primera vez de unas vacaciones anuales junto al mar (él que nunca “tuvo pueblo”) y ahorrar un poco “por si acaso, por lo que pueda pasar”.
Mi padre fue, a este nivel, un privilegiado. Aquella generación que pasó por una guerra cruel, una posguerra dura y muchas horas de trabajo, no llegaría tan entera a los ochenta de edad.
Hoy somos muchos más los que disfrutamos (o disfrutaremos) de 20 y más años de jubilación, con una pensión digna y suficiente para vivir los un poco menos pequeños “vicios” diarios, para salir de vacaciones cerca del mar (más de un millón de viajes programados por el Imserso para la temporada 2015-16), quizás, incluso, para ahorrar un poquito, por si acaso. La caridad la hemos institucionalizado.
Y esta es la tendencia. Así que…

Una última reflexión: más importante que el cuándo suceda la jubilación es la cantidad de tiempo que te quedará una vez jubilado. Y esa será cada vez mayor, a juzgar por la marcha de la historia. Que cada vez nos morimos más tarde, aunque siempre sea pronto para morir.

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