Axioma: 1. m. Proposición
tan clara y evidente que se admite sin necesidad de demostración (Diccionario de la RAE)
Un tal
Javier Tajadura Tejada, Profesor de Derecho Constitucional de la UPV-EHU bajo
el título “Las leyes son para todos, Ada Colau incluída” escribe (no sé si él o
un periodista) escribe. “Si cada uno de
nosotros tuviera que cumplir sólo las leyes que consideramos justas, el
ordenamiento jurídico quedaría disuelto y reinaría el caos”.
Axioma
absolutamente indiscutible (o sea, “verdad como puño”). No seré yo quien lo
niegue, ni quien haga lo posible por cizañar o meter dudas.
Pero, me veo
precisado por mi condición crítica a pedir que con la misma tipografía (“letras
muy, muy grandes”) añadan otras dos afirmaciones, que tienen el mismo carácter
de axiomáticas (“verdades como puños”)
Es evidente
que el caos reina y se adueña por completo de la vida de aquel y aquella que,
más o menos de repente, se encuentra en la calle con sus enseres y su
descendencia sin saber dónde ponerlos, aunque no sea más por un ratito. Es,
igualmente, evidente, que el caos se adueña de aquella mujer castigada a la
lapidación por haber sido infiel a su marido (que no le era fiel). Y lo mismo
pasa con el periodista castigado a recibir una serie de latigazos en público
por haber criticado…; también le ocurre al homosexual recluido en su armario
porque entra en el grupo de “vagos y maleantes” o en cualquier otro grupo de
semejante calaña. Y (lo tenía que tocar) a quien se enfrenta a una buena multa
por silbar, sin respeto, a quien no reconoce como monarca (porque no reconoce a
ninguno). Y también a…, y a…
Así que
estará clara la segunda afirmación: la ley está, entre otras cosas, para ser
cambiada. Y (quizás esta parte ya no sea tan axiomática, pero es que yo tengo
mi forma de pensar) una (¿la mejor?, ¿la única?) forma de cambiarla, reconocida
hasta por el propio Gandhi es la “desobediencia activa”. O sea, no cumplir
aquella ley que consideramos injusta, porque cumpliéndola estamos alimentando
el caos.
¡Cómo me
gustaría que todos los profesores, incluso los de Derecho, hicieran profesión
de amor a la libertad!
No he leído
lo que venía bajo el título y el subtítulo y ni me arrepiento ni pienso
hacerlo.
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