lunes, 12 de enero de 2015

Hombres y palabras

Hay hombres de palabra y hombres de palabras. Los hombres de palabras son esos que te dicen, con toda la seriedad del mundo, que sí, que ya lo van a hacer, …que a ver si esta semana,… que a ver si la próxima semana,… que a ver si… Hasta que consiguen espantarte.
Los hombres de palabra no conocen el “a ver si”. Dicen que sí o que no y de ahí pasan a la acción o a la inacción
Estos últimos tiempos estoy entrando en contacto con muchos individuos nuevos ( o casi nuevos) en mi vida. Respetando (al menos, intentándolo siempre) la individualidad de cada uno, la imposible clasificación de las personas, no me cabe duda de que voy agrupándolos en estereotipos.
Hay estereotipos con los que simpatizo más o menos. Y hay estereotipos con los que no simpatizo en nada. Pero, entre estos últimos, los hay que, sin empatizar lo más mínimo con ellos, soy capaz de comprender la lógica de su discurso. Yo entiendo la lógica del terrorista y del que defiende el terrorismo; entiendo la lógica del hincha radical, del racista, del bocazas, … Pero nunca he conseguido entender la lógica del sado-masoquista, del solitario huraño, del eremita, …
Los hombres de palabras pertenecen a esta última categoría. No empatizo con ellos, pero ni siquiera consigo entrar en su lógica. Quizás porque no tienen ninguna, salvo la sensación de dominación que pueden ejercer sobre quien es su interlocutor. Pero, su comportamiento con un hombre adulto, a quien nada deben y que nada les debe, es exactamente el mismo que se usa con los menores de edad, con los niños.
Hablando de tipos. Estoy conociendo el estereotipo del “tú tranquilo”. Por los lares en los que paso mucho tiempo últimamente, es muy frecuente. A veces simpático, a veces desesperante. Trascribo, casi textualmente un diálogo, en un ambiente simpático:
“- ¿Cuánto tiempo tardarás en hacerlo?
- Tú tranquilo (de aquí el nombre del estereotipo), no mucho.
- Ya. ¿Cuánto es eso?
- Bueno, mucho no, un poco.
- Pero, ¿un poco es una hora, un día, una semana…?

- No, hombre. Tanto, no”

1 comentario:

  1. El hombre urbanita adaptándose a la sabiduría popular
    Te vendrá bien
    Salud

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